China acusó ayer martes a Estados Unidos de atizar las tensiones entre ambas potencias y advirtió del riesgo de un “conflicto” y de una “confrontación”.
Los contenciosos entre Pekín y Washington se multiplicaron estos últimos años sobre cuestiones como Taiwán, la soberanía en el mar de China Meridional, el desequilibrio en la balanza comercial o el trato a la minoría musulmana uigur.
El mes pasado, las relaciones se agriaron nuevamente porque Estados Unidos derribó un globo chino usado presuntamente con fines de espionaje, algo que Pekín niega.
El ministro chino de Relaciones Exteriores, Qin Gang, consideró el martes que “si Estados Unidos continúa emprendiendo la mala vía y no frena, ninguna barandilla podrá impedir el descarrilamiento” de las relaciones entre Pekín y Washington.
Si eso se produce, “habrá inevitablemente un conflicto y una confrontación”, agregó Qin, al ser preguntado en rueda de prensa.
“¿Quién padecerá las catastróficas consecuencias?”, se preguntó el ministro, al margen de la sesión anual del Parlamento.
“Buscamos la competencia estratégica con China, no buscamos el conflicto, y nada en nuestro planteamiento (…) debería llevar a pensar que queremos el conflicto”, respondió el portavoz de la Casa Blanca, John Kirby.
Washington reiteró además que no había habido “ningún cambio” en la postura de Estados Unidos sobre Taiwán, un tema espinoso entre ambos países.
La víspera, el presidente Xi Jinping había lamentado la “contención” y la “represión” de los occidentales contra China, citando a Estados Unidos, e instó al sector privado a innovar más para que su país sea menos dependiente del extranjero.
Las ambiciones de Pekín para desarrollar tecnologías punteras se topan con crecientes restricciones por parte de Washington y sus aliados, lo que lleva a las empresas chinas a redoblar sus esfuerzos para prescindir de importaciones cruciales.
“Desafíos”
China y Estados Unidos libran una feroz batalla por la fabricación de semiconductores, componentes electrónicos indispensables para el funcionamiento de teléfonos inteligentes, vehículos conectados o equipamiento militar.
En nombre de la seguridad nacional, Washington multiplicó en meses recientes las sanciones contra los fabricantes de semiconductores chinos, que ahora no pueden abastecerse con tecnología estadounidense.
“Los factores inciertos e imprevisibles aumentaron considerablemente” para China, declaró Xi Jinping en la sesión legislativa anual en Pekín, según publicó la agencia de prensa estatal Xinhua el lunes por la noche.
“Países occidentales encabezados por Estados Unidos han puesto en marcha una política de contención, cerco y represión contra China, que han traído severos desafíos sin precedentes para el desarrollo de nuestro país”, agregó el presidente de 69 años, que debe obtener un tercer mandato en esta sesión parlamentaria anual.
“Ante los cambios profundos y complejos tanto a nivel internacional como en China, conviene mantenerse tranquilos, concentrados (…), actuar de forma proactiva, demostrar unidad y atreverse a luchar” por el éxito, dijo Xi.
“Neomacartismo”
Por su parte, en canciller chino defendió que las relaciones entre Washington y Pekín deberían basarse en “el interés común” y “la amistad” y no en “la política interna estadounidense y esta especie de neomacartismo histérico”, en referencia a la caza de brujas contra el comunismo emprendida en los años 1950 en Estados Unidos.
Qin, hasta hace poco embajador en Washington, también lamentó las recientes acusaciones de algunos países occidentales que afirmaron sin pruebas que China pretende suministrar armas a Rusia para la guerra en Ucrania.
AFP