POR MARCOS SANTOS.- La comunicación debe ser ejercida por aquellas personas que la estudian, aquellos que pasan por las universidades y consiguen sus respectivos títulos en las diferentes ramas que tiene esta carrera.
En ese estamos claros.
Sin embargo, la realidad es otra.
En la República Dominicana, quienes ejercen la comunicación son aquellos emprendedores que se arriesgan a lanzar sus propios programas de radio, televisión, o medios digitales, y aquellos que son contratados por instituciones públicas o privadas, cuyos sueldos generalmente no alcanzan para nada.
Por eso vemos, que en el caso de la ciudad de San Francisco de Macorís y en gran parte del país, quienes conducen o producen la inmensa mayoría de los programas de televisión y radio son los “enganchados”.
Igualmente, la casi totalidad de los medios digitales en la ciudad del Jaya, son dirigidos por “enganchados”, en este caso llamados “pagineros”.
Ante esta situación, los periodistas profesionales denuncian con toda razón el intrusismo en los medios de comunicación en la República Dominicana.
Lo lamentable para los periodistas profesionales, es que la mayoría de ellos solo se quedan en denuncias y hacen muy poco o casi nada para revertir esa realidad.
Y es que para tener un medio de comunicación, dígase un programa de radio o televisión, un medio digital, un periódico impreso, una revista, lo que sea, eso conlleva una inversión económica, contratar un personal, comprar equipos, pagar un arrendamiento caro en el caso de la radio y la televisión, pagar impuestos, y para lograr que el mismo sea rentable, hay que vender publicidad o contratar un personal para ello.
Quiénes de los periodistas profesionales hacen esto último en San Francisco de Macorís, es decir, de ser emprendedores, de luchar por tener sus propios medios y que los mismos sean rentables, muy pocos, es más, se pueden contar con los dedos de las manos, y sobran dedos.
Muchos de estos profesionales de la comunicación, con todo el talento del mundo para ejercer la carrera con la debida profesionalidad, se quejan de que “yo no se vender”, y ese simple obstáculo, hace que simple y sencillamente no ejerzan.
Pero están aquellos, que son contratados por instituciones públicas y privadas, cuyos sueldos, repito, no alcanzan para nada, y solo se conforman con eso y punto.
Entonces, vienen los gremios que agrupan a los periodistas profesionales, y afirman que los dueños de medios ponen a disposición sus espacios a todo aquel que puede pagar un arrendamiento sin tomar en cuenta si estas personas son graduadas o no en la materia, ignorando que esos dueños son empresarios y ven esto como un negocio.
Tener un medio de comunicación es un negocio, así lo ven los “enganchados”, aunque algunos no tienen miramientos éticos y morales a la hora de hacer dinero como sea.
Los periodistas profesionales, podrían ver la comunicación como un negocio, pero muchos no se atreven, y se quedan en la gatera como dicen los hípicos.
Y son ellos, los profesionales, que le harían un gran aporte a la sociedad si manejan los medios de comunicación, porque son ellos los que están preparados y formados para esa labor.
Pero no lo hacen, no se arriesgan.
Quizás algunos creen, que tener un titulo de una universidad le abre las puertas al éxito de manera automática, y si es así están muy equivocados, por eso vemos tantos médicos, abogados, ingenieros, arquitectos, administradores de empresas, contadores, trabajando en otras cosas muy distintas para la cual estudiaron, y así lamentablemente sucede con muchos periodistas profesionales.
Muchos de ellos dicen, que no pueden pagar una hora en televisión y la radio porque es muy cara, y ahí termina todo.
Ante esta realidad, seguiremos viendo a los “enganchados”, “pagineros”, “programeros”, y demás yerbas aromáticas, conduciendo la mayoría de los medios, porque quiérase o no, esos, perdón, nosotros, sí somos emprendedores.
Este “articulo”, debió salir el pasado 5 de abril, Día Nacional del Periodista, donde algunos de manera ridícula, hasta sacaron sus títulos al aire, como una forma de “echar vainas”.
Nunca hemos visto un médico o un abogado mostrando sus títulos para denunciar intrusismo en sus profesiones, porque para eso se acude a la Ley y punto.
