POR TOMAS AQUINO MENDEZ.- Un gran revuelo creó entre los suroestanos el anuncio de que el hotel Guarocuya seria convertido en un hospital oncológico.
La noticia, que llegó cuando el presidente Luis Abinader anunciaba un ambicioso plan para la explotación turística de Pedernales y la región, cayó como una pedrada en una casa de Cristal.
Sonaron las voces de sectores políticos, sociales, religiosos que, en un solo tono, rechazaron esa sugerencia absurda.
Se reclamó respeto para la permanencia del hotel Guarocuya como icono receptor de visitantes y turistas a la región.
Todos coinciden en que la ubicación del hotel en el malecón de la ciudad es EXCELENTE para éste, pero inadecuada para un hospital oncológico.
El malecón es centro de encuentro para fiestas, bailes, manifestaciones, pero inadecuado para la paz, la tranquilidad y el descanso que requiere un paciente hospitalario con este tipo de dolencia.
La preservación del hostal Guarocuya la exigen todos los sectores, sin importar banderías políticas o religiosas.
Hoy, sin embargo, ignoramos cual será el destino final del Guarocuya.
No funciona como hotel.
Se informó que ya no sería convertido en hospital y que tampoco será una escuela de formación hotelera.
La realidad es que hoy es solo una edificación que requiere ser recuperada y abrirla a los visitantes que ven en este histórico lugar una zona de descanso y recreación.
Nuestras Expresiones de hoy van dirigidas a las autoridades de turismo, a Corpohotel y al presidente Abinader para que saquen el Guarocuya del LIMBO en que se encuentra esa estructura hotelera, inaugurada en l959.
Los suroestanos ya tenemos definido lo que queremos, aunque las autoridades parecen no tenerlo claro.
Deseamos que el Guarocuya, siga siendo el principal hotel de Barahona, la Perla del Sur.