Que viva Mamá Tingó

POR TOMAS AQUINO MENDEZ.- Su nombre había ocupado las páginas de los periódicos.

Los noticiarios de radio y televisión se hicieron eco de la lucha de campesinos de la zona de Gualey, Hato Viejo de Yamasá.

No era algo extraño.

Reclamar tierra se hizo algo rutinario en el país en los años 70-80.

Lo que llamó la atención era quien llevaba la BATUTA frente a los campesinos de Yamasá. Se trataba de una mujer valiente y decidida. Exigía el derecho a cultivar 8 mil tareas que un hacendado Balaguerista había usufructuado atento a su poder.

Que una mujer lo enfrentara, no fue asimilado por el hacendado Pablo Díaz Hernández y su capataz, Ernesto Diaz -Durin-.

Por eso, el 1 de noviembre de 1974, Durin se hizo el VALIENTE frente a esa mujer decidida y luchadora, que armada de un machete salió en defensa de sus tierras.

Ese capataz, armado de una escopeta, enfrentó a Florinda Soriano -Mamá Tingo- quitándole la vida de dos disparos. El asesino fue liberado bajo fianza días después, según los reportes de prensa de la época y las quejas de sus familiares.

Generando impotencia e indignación en la ciudadanía. La lucha de Mamá Tingó por la tierra, dio sus frutos.

Los campesinos obtuvieron parte de los títulos reclamados.

Sin embargo, 51 años después, la sangre derramada por Mamá Tingo no ha sido saldada y los culpables de su asesinato no han pagado por dicho crimen.

Es por eso que a pesar del tiempo transcurrido, el legado de lucha por la defensa de los hombres y mujeres del campo, levantado por MAMA TINGO, vive en el corazón de los dominicanos.

Acciones como la de ella y crímenes como el ejecutado en su contra, no pueden ni deben quedar en el olvido. MAMÁ TINGÓ VIVE.

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