Durante toda la cuaresma, y la Semana Santa, la Iglesia católica realiza una serie de prácticas y vivencias que permiten a su feligresía profundizar en el «sacrificio de Cristo en la cruz», a través del sacramento de la reconciliación, ayunos, oraciones, abstinencias, viacrucis, entre otros actos.
En el desarrollo de la Semana Santa, iniciando el jueves hasta el sábado, la iglesia realiza triduo pascual, tres días de preparación para la fiesta de la pascua, una conmoración que recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesús, su paso de la muerte a la vida con actos que recuerda esos últimos días de Jesús en la tierra.
Para iniciar con estos actos, el Jueves Santo la iglesia conmemora la última cena del señor con sus apósteles. Con esta cena fueron instituidos dos sacramentos: la Eucaristía y el Orden Sacerdotal.
Jueves Santo
Cada Jueves Santo se celebran dos misas, la primera es en la mañana y es llamada «Misa Crismal», en la que se consagra el Crisma y se bendicen los óleos que serán usados en los sacramentos de iniciación. El Crisma es utilizado en especial en los sacramentos del bautismo, confirmación y el orden.
En esta celebración también se realiza la renovación de las promesas sacerdotales de todos los párrocos.
La segunda celebración, realizada en horas de la tarde, se denomina la misa de la «Cena del Señor», acto central del día. En ella, el sacerdote realiza, a imitación de Cristo, el lavatorio de pies a doce personas, cada uno de ellos representa a uno de los apóstoles, en honor al “hagan esto en memoria mía”.
Esta liturgia invita a profundizar en el misterio de la Pasión de Cristo, ya que, de acuerdo a la enseñanza de la iglesia, quien desee seguirle debe sentarse con él a la mesa y dar un testimonio de servicio y entrega hacia los demás.
Viernes Santo
El viernes Santo, la iglesia conmemora diversos actos para recordar la pasión y muerte en la cruz. En todo el mundo se reza el viacrucis, se escucha el sermón de las últimas siete palabras de Jesús en la Cruz y se realizan procesiones presididas por la imagen de Cristo sufriente y de su madre dolorosa.
En este día no se celebra la Santa Eucaristía o misa, ni tampoco ningún otro sacramento, a excepción del de la Reconciliación o confesión y la unción de los enfermos, en caso de ser necesario.
El sermón de las siete palabras se realiza en horas de la tarde. Estas son: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen; yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso; mujer, ahí tienes a tu hijo; Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado; tengo sed; todo está cumplido y Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu».
También en esta liturgia se realiza la adoración de la Cruz, donde los feligreses pasan a adorar la cruz, a través de un beso, genuflexión o tocándola con la mano.
Antes de este acto se presenta la cruz a la comunidad y se canta tres veces: “mirad el árbol de la Cruz, donde estuvo clavada la salvación del mundo”. Y el pueblo dice: “vamos a adorarlo”.
Luego se sigue con la liturgia donde se comparte la comunión que fue consagrada el Jueves Santo.
Sábado Santo
En este día, conocido como la celebración de la vigilia pascual, se realizan tres actos importantes, que inician con la celebración del fuego, en donde el sacerdote bendice el fuego y enciende el cirio pascual, una especia de velón que permanecerá encendido durante los 50 días de la pascua.
En este acto se entona el Pregón Pascual, que es un poema escrito cerca del año 300 que proclama que Jesús es el fuego nuevo.
Se da también la liturgia de la palabra, donde se leen siete lecturas, desde la creación hasta la resurrección. De igual forma, se recuerda que Dios nos salva por su hijo Jesús.
El tercer acto es cuando la iglesia entera renueva sus promesas bautismales renunciando a Satanás a sus seducciones y a sus obras, se bendice la pila bautismal o un recipiente de agua en representación, y se recita la letanía de los Santos que nos une en oración con la iglesia militante y triunfante.
En esta misa se celebra la resurrección de Jesús.