POR RAFAEL TAVERAS PANTALEON.- Según la Real Academia Española (RAE), la autoridad se refiere al ejercicio de ciertas potestades de mando o conducción de carácter legítimo. Esto significa que debe contar con algún fundamento, en principio, reconocido por los subordinados, esta a su vez también puede ser considerada dentro de las relaciones sociales como una modalidad que impone la voluntad de quien ejerce el poder en ausencia de un consenso construido de forma participativa, originando un orden social opresivo, carente de libertad y autonomía.
Es en esta última parte que deseamos hacer hincapié, en que esta modalidad de relación social se impone en medio de la ausencia del consenso, y cuando esto ocurre, entonces brinda la oportunidad a que se le pierda el respeto a la autoridad, lo cual conlleva a una larga lista de infracciones que sean cometidas por todos los que deben estar bajo ese régimen.
El mando de parte de las autoridades va perdiendo su fortaleza en el pueblo cuando cada día mas son las normativas que solo se encuentran en la tinta del lapicero que las escribió o de la impresora que la imprimió, pues el papel aguanta todo, y cuando vemos un letrero de “No estacione”, al lado de toda una hilera de carros estacionados, nos damos cuenta de que existen dos realidades: La primera, una larga lista de ciudadanos que están violentando la ley a pesar de estar debidamente señalizada, pero también observamos unas autoridades deficientes en cumplir las leyes o normas a las cuales no se les tiene respeto, la pregunta que surge de esta realidad es la siguiente;
¿Quién realmente está mal?
El ciudadano que está dispuesto a violar la señal de transito o la autoridad que permite que violen la señal de tránsito que el mismo coloca.
A las autoridades permitir que esta situación ocurra, están aportando a que se debilite la institucionalidad, pues de que vale tener ciento de leyes y normativas, sino hay quienes las hagan cumplir.
Quienes estén encargados de asegurarse de que los procedimientos legales sean cumplidos deben hacer énfasis en poder recuperar la confianza en el pueblo para que estos no se sientan motivados a seguir la famosa frase:
“Total, aquí nadie cumple eso”.
EL AUTOR ES INGENIERO, CATEDRATICO UNIVERSITARIO, COMENTARISTA POLITICO