Santiago. El largo tiempo sin operar durante la pandemia llevó a gimnasios y otros negocios a la quiebra, mientras algunos reabrieron con menos personal y pocos clientes.
Uno de los establecimientos que tuvo que cerrar sus puertas al no poder subsistir fue el gimnasio Fit Factory, ubicado a la entrada de Cerros de Gurabo. Los propietarios del establecimiento, ubicado en la calle 4, fueron de los que en varias ocasiones marcharon para reclamar la reapertura, aplicando las medidas de protocolo dispuestas por las autoridades de Salud Pública.
En el caso de Eco Fitnes, negocio dedicado a la venta de máquinas para ejercicios y que operaba en el mismo edificio que Fit Factory, reabrió, pero sus ejecutivos reconocen una disminución de las ventas. Mientras que el Smart Fit, que forma parte de la cadena de supermercados Bravo, reabrió aunque con menos clientes.
En el momento en que la pandemia del covid-19 registró su mayor cantidad de contagios, este gimnasio, que contaba con cerca de 400 socios, se vio obligado a cerrar en más de una ocasión para cunplir con las medidas dispuestas por salud Pública. El protocolo establecido para gimnasios y clubes deportivos recomienda mantener el distanciamiento, menor cantidad de socios en las instalaciones y el uso obligatorio de mascarillas.
Otro sector que dice haber sido duramente golpeado es el denominado “informal”, entre algunos, se citan los que se dedican a la venta de comida rápida. Unos que se han visto al borde del cierre y otros que se han ido a la quiebra piden ser tomados en cuenta en los planes de ayuda del Gobierno.
En la resolución emitida mediante el decreto 37-21 se dispone que las personas puedan utilizar los espacios abiertos al aire libre, tales como parques y malecones, para actividades que no impliquen aglomeración y en estricto cumplimiento de los protocolos sanitarios vigentes. Igualmente, se ordena que los lugares de consumo de alimentos y bebidas puedan aceptar usuarios hasta el 60 por ciento de su aforo.
MIGUEL PONCE