República tiene por segundo año dificultad para conseguir y culminar de manera exitosa lo que en materia turística se conoce como “temporada alta”.
Las variables que hacen posible esa denominación se han comportado en el sentido contrario a como lo hacían, por efecto de la pandemia.
Por ejemplo, la ocupación hotelera se mantiene baja, como consecuencia directa de una reducida llegada de extranjeros desde los países emisores, y no se vislumbra que en un mes eso pueda variar de manera considerable para colocar los números en color azul.
Los estragos de la pandemia de covid-19 se sienten con fuerza y vinieron a agravar la situación difícil por la que atraviesa el país desde 2019, cuando una campaña en contra a nivel internacional colocó la “industria sin chimenea” a la baja.
La temporada alta en el turismo local- inicia entre noviembre y diciembre y tiene su pico máximo en la Semana Santa del año siguiente, que es cuando termina. Son meses de actividad, en los que la gente viene a hacer uso de las reservas que realizó con anterioridad para vacacionar en espacios turísticos de recreación, entre ellos los hoteles de diversos polos que ofrecen “todo incluido y sol y playa”.
Un elemento que históricamente favorece (cosa que el año pasado no ocurrió, ni ocurrirá en 2021) es que el extranjero ve este país como ideal para darse un respiro, visitando sus cálidas playas y otros lugares, porque entre noviembre y marzo en las principales naciones emisoras de turistas hay mucho frío, mientras en República Dominicana la temperatura es más calurosa. Pero la crisis sanitaria y los temores a contagios son elementos que pesan en estos momentos, al tomar la decisión de viajar o no.
En enero de 2018 y enero de 2019, las referencias más cercanas antes de la pandemia, el nivel promedio de ocupación en los hoteles era de 84.1 y 82.7 %, respectivamente, y llegado marzo se colocaba entre el 85 y 97 %. En enero de 2020, antes del covid-19, fue 75.2 % y en diciembre 2020, que es el dato más cercano a 2021 que tiene el Banco Central entre sus estadísticas actualizadas, el nivel de ocupación fue de solo 29.6%. Enero es más o menos el punto medio de la temporada alta y un mes vital para ir mirando la marcha o tránsito hacia el final de ésta, en la Semana Mayor.
En 2018 la llegada de pasajeros al territorio dominicano, vía aérea, fue de 7.2 millones, de los cuales 6.6 millones eran no residentes y 651,446 residentes. En 2019 la llegada de pasajeros fue de 7.1 millones, de los cuales 680,821 eran residentes y 6,446,036 no residentes. En 2020 (afectado por la pandemia) el ingreso de pasajeros en aviones a suelo dominicano se redujo a dos millones 707,423. De esa cantidad, 302,108 eran residentes y 2,405,315 no residentes. A enero de 2021 apenas habían ingresado al territorio nacional 251,352 pasajeros. De ellos, 46,041 son residentes y 205,311 no residentes. A mitad de marzo de 2020 este país se cerró al mundo por aire, tierra y mar, con el propósito de evitar una escalada de contagios de covid-19, cosa que no logró. Luego ha ido abriendo.
Esperanzas con vacunas, ahora falta esperar más
El 1 julio de 2020 los aeropuertos dominicanos comenzaron a tener movimiento y vida. La apertura se vio como una fiesta de bienvenida en terminales como Las Américas doctor José Francisco Peña Gómez (AILA). En otros aeropuertos el recibimiento fue distinto, pero en todos comenzó a verse un ligero dinamismo y la esperanza de ir recuperando lo perdido. La pandemia ha seguido y aunque la llegada de las vacunas ha despertado las esperanzas, los números obtenidos en materia de turismo están muy lejos de lo que se está acostumbrado a alcanzar.
MARTIN POLANCO