POR CRISTHIAN JIMENEZ.- Como buenos hijos del PRD, los perremeistas iniciaron una guerrita fratricida desde antes que Luis Abinader jurara como presidente de la República el 16 de agosto del 2020. Algunos tan audaces que pusieron la mirada en 2024, aunque hechos políticos y de la gestión de gobierno los hicieran desistir antes de la mitad del mandato.
La estrategia cambió y entonces se armaron proyectos para el 28, con el agravante de que no pocos comenzaron a “protegerse” y “preservarse”, olvidando que tienen que asegurar la reelección de Abinader.
El mandatario, en la calle todo el tiempo, tenía (y tiene) que suplir ausencias oportunistas e incompetencias, pese al riesgo de la saturación política. Hay funcionarios que solo dan la cara para las noticias positivas, que históricamente son los roles que se dejan a los presidentes.
Se han activado grupos y subgrupos y alianzas coyunturales impensables que proyectan respaldos y rechazos de candidaturas de perremeistas y de aliados y, lógico, estos últimos registran las situaciones más incómodas, salvables solo por el trabajo y números extraordinarios de aceptación.
Esto plantea que Abinader, además de cuidar la gestión de una aguerrida oposición política, tendrá que arbitrar conflictos internos, dinamitar sectarismos y lograr que triunfen las aspirantes de real apoyo popular y que puedan reunir mayor cantidad de votos, que también empujen la boleta presidencial.
Hay bloques que alargan su brazo distante del ámbito actual de interés, proyectando los senadores, diputados y alcaldes que necesitarían para la coyuntura del 2028, con Abinader fuera de la lucha electoral.
Desde ahora se combate a posibles aspirantes con potencial para sustituir al actual mandatario, de lograr éste un segundo mandato, lo que debilita el necesario esfuerzo monolítico reeleccionista, en un 2023 en que el Banco Mundial advierte que la economía global se “acercará peligrosamente a una recesión”.
Ese juego es peligroso y podría enfrentar en algunas demarcaciones como Santo Domingo Este, al oficial municipal con el nacional, con riesgo de un resultado desastroso.
Existe la versión de que al presidente Abinader lo tratan de convencer de que el alcalde Manuel Jiménez, un aliado político, actúa contrario a los intereses del Partido Revolucionario Moderno.
Desde el día uno, perremeistas del municipio han actuado contra Manuel y madrugaron en aspiraciones a la alcaldía. Se montaron en la ola contra Jiménez, cuando arreció la crisis de la recogida de basura que han querido congelar en la percepción pública, cuando se sabe que el alcalde ya registra altos niveles de aceptación.
En el caso de la vicepresdidencia parecería que algunos grupos y personas ya desistieron de los esfuerzos por desplazar de la boleta a Raquel Peña, una de las funcionarias más eficiente del gobierno. Peña, quien representará al presidente Abinader en la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza y la Feria Internacional de Turismo (FITUR) en Madrid, España, encabeza gabinetes en varias áreas del gobierno y registra notas sobresalientes en todo lo que han puesto a su cargo.
En el PRM y aliados aún no destaca una figura que se perfile con claridad como posible sustituto de Abinader, aunque “los muchachos” con funciones de importancia en sus manos registran buenas notas.
José Ignacio Paliza, Yayo Sanz Lovatón, Jean Luis Rodríguez, Carolina Mejía, Rafael Feliz, Sigmund Freund, Bartolomé Pujals, Fellito Suberví, Alfredo Pacheco, Ito Bisonó, Luis Miguel De Camps, Gloria Reyes, entre otros que están en la carrera política, tienen espacio para crecer.
El tema es el trabajo y la claridad respecto a la manera de hacer política y los riesgos en la recaudación de fondos.
Algunos sobreactúan, fuerzan situaciones y producen un efecto contrario en los ciudadanos que perciben la inconsistencia.