Santiago. El huracán Fiona no solo dejó daños materiales por los fuertes vientos y los aguaceros que se registraron en distintos puntos del país, también dejó al desnudo los problemas ambientales provocados por el mal comportamiento ciudadano, para con los plásticos.
Y es que la mayoría de ríos, cañadas y cañales de riego estan arropados por la cantidad de materiales plásticos que lanzaron las familias que habitan en las zonas vulnerables.
Las fuertes lluvias provocaron la turbiedad de las aguas que impidieron el consumo, lo que obligó al cierre por casi dos días de los canales de riego Ulises Francisco Espaillat y Monsieur Bogart. Sin embargo, después que lo reabrieron, arrastró con botellas, fundas y todo tipo de material plástico que habían lanzado.
Una gran parte de estos desperdicios la coriente los arrastró hacia el río Yaque del Norte, principal fuente acuífera con que cuenta el país y que permite abastecer de agua potable a más de dos millones de personas e irrigar miles de tareas sembradas de diferentes rubros en el Cibao.
Esta mala práctica ha llevado a que el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI), tenga que invertir más de 20 millones 200 mil pesos anualmente en limpieza.
Según datos de la Defensa Civil, la provincia de Santiago tiene 92 puntos críticos, desde los cuales se lanza todo tipo de material plástico, basura y otros desechos domésticos que tiene como destino final el Yaque del Norte.
OTROS RÍOS CONTAMINADOS
En tanto que en el río Moca y El Camú en La Vega, corrieron la misma suerte con la contaminación de sus aguas.
Mientras en Puerto Plata, el océano Atlántico recibe todo el desperdicio que son lanzados a los ríos y cañadas por familias que viven en zonas vulnerables..
El director de la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santiago (Coraasan), ingeniero Andrés Burgos, reconoce que esas acciones de las personas lanzar desperdicios a los afluentes, genera una situación complicada para el suministro de agua de calidad.
Burgos considera necesario trabajar más con la educación ambiental, para evitar que esta situación se agrave.
MIGUEL PONCE