Ucrania llamó el sábado a China, aliada estratégica de Moscú, a «condenar la barbarie» de Rusia, que siguió bombardeando ciudades ucranianas y estrenando nuevas armas, como un misil hipersónico.
Los ataques aéreos rusos se sucedieron el sábado a un ritmo vertiginoso en Mikolaiv (sur), donde un bombardeo mató el viernes a decenas de soldados en un cuartel, informó el gobernador regional, Vitali Klim.
El gobernador no ha dado hasta el momento ningún parte de daños ni de eventuales víctimas de las últimas incursiones.
En cuanto al bombardeo del cuartel, las estimaciones de los testigos presentan grandes variaciones.
«No menos de 200 soldados dormían en el cuartel», contó un soldado de 22 años, que llegó desde otro puesto cercano. Otro militar estimó que el balance de ese ataque podría ser de un centenar de muertos.
Los rusos «dispararon cobardemente misiles contra soldados que dormían. Las operaciones de rescate se prosiguen», indicó el gobernador Klim.
Estrenando misiles
En el oeste, el ministerio de Defensa ruso indicó que el viernes había usado por primera vez misiles hipersónicos «Kinjal», para destruir un depósito subterráneo de armas. El presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó que ese tipo de misil formaba parte de un arsenal «invencible».
«Ucrania se ha convertido desgraciadamente en terreno de ensayo de todo el arsenal ruso de misiles», dijo el portavoz de la aeronáutica ucraniana, Iuri Ignat, al portal Ukrainska Pravda.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, cree sin embargo que la apuesta puramente militar no resolverá el conflicto y puede incluso resultar un arma de doble filo para Putin, acusado por oenegés y dirigentes occidentales de cometer «crímenes de guerra».
Según Zelenski, las negociaciones son «la única oportunidad que tiene Rusia de minimizar el daño causado por sus propios errores».
Llamamiento a China
Su asesor Mijailo Podoliak urgió a China a proyectarse hacia el futuro, condenando la «barbarie rusa».
«China puede ser un elemento importante del sistema de seguridad mundial si toma la buena decisión de apoyar la coalición de países civilizados y condena la barbarie rusa», tuiteó Podoliak, que forma parte del equipo de negociadores ucranianos.
Desde que se inició la invasión el 24 de febrero, las dos partes han celebrado varias rondas de discusiones, la cuarta y última el lunes pasado.
El jefe de la delegación rusa se refirió el viernes a un acercamiento de posiciones sobre la cuestión de un estatus neutral para Ucrania –similar al de Suecia y Austria– y a avances en la desmilitarización del país, aunque con «matices» sobre las «garantías de seguridad» requeridas por Ucrania.
Para algunos dirigentes, el fin del conflicto no normalizará la situación internacional de Rusia, objeto de duras sanciones occidentales por la «agresión» contra Ucrania, una exrepública soviética.
El primer ministro británico, Boris Johnson, consideró que sería un «error» volver a las relaciones normales con Moscú, incluso si cesa la invasión.
Decenas de cuerpos entre los escombros
En el terreno, el Ministerio de Defensa ruso informó de la destrucción de centros de radio e inteligencia ucranianos en las afueras de Odesa, en Velikodolinske y Veliki Dalnik.
Ucrania admitió que había perdido «temporalmente» el acceso al mar de Azov, si bien Rusia controla de facto toda la costa desde principios de marzo y mantiene el cerco a la estratégica ciudad portuaria de Mariúpol.
Según un asesor del Ministerio del Interior ucraniano, Vadim Denisenko, la situación es «catastrófica» en esa metrópolis. «Se está luchando por Azovstal», una gran fábrica de acero en las afueras de la ciudad, indicó.
El ejército ruso aseguró el viernes que había logrado entrar y combatir en el centro de la ciudad junto a milicias de la «república» separatista prorrusa de Donetsk (en el este de Ucrania).
Las autoridades ucranianas acusaron a la fuerza aérea rusa de haber bombardeado «deliberadamente» el teatro de Mariúpol el miércoles, lo que Rusia ha negado. En un refugio antiaéreo bajo este edificio se encontraban «más de mil» personas, según informó el ayuntamiento.
Zelenski dijo el viernes que se había rescatado de los escombros a más de 130 supervivientes y precisó que «continúan las operaciones».
Un grupo de 19 niños y adolescentes de 4 a 17 años de edad, en su mayoría huérfanos, se hallan «en gran peligro» tras verse bloqueados en una clínica de Mariúpol especializada en tratamientos pulmonares, indicaron el sábado sus familiares y testigos a la AFP.
Según esa fuentes, los tutores de los niños no han podido trasladarlos a causa de los bombardeos y el grupo vive en cuartos fríos y muchos no han podido ser aseados desde hace dos semanas.
Según Zelenski, gracias a los corredores humanitarios establecidos en el país, más de 180.000 ucranianos han podido escapar de los combates, incluidas más de 9.000 personas de Mariúpol.
Desde el 24 de febrero, más de 3,2 millones de ucranianos han emprendido el camino del exilio, casi dos tercios de ellos a Polonia, a veces solo una etapa antes de continuar su éxodo.
Según un recuento del 18 de marzo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUR), al menos 816 civiles han muerto en el país y más de 1.333 han resultado heridos, si bien el organismo cree que el balance real es mucho más alto.
Las necesidades humanitarias son «cada vez más urgentes», con más de 200.000 personas sin agua en la región de Donetsk y una «grave escasez» de alimentos, agua y medicinas, dijo el viernes Matthew Saltmarsh, portavoz de ACNUR.
Rusia busca estrechar el cerco sobre kiev, la capital del país, que desde el inicio de la ofensiva se ha vaciado de al menos la mitad de sus 3,5 millones de habitantes.
AFP