POR CRISTHIAN JIMENEZ.- Respiramos cuando el canciller Marco Rubio afirmó que no se obligaría a República Dominicana aceptar masivamente haitianos, preocupación local generalizada ante el desinterés norteamericano en la crisis de Haití y la decisión de la administración Trump de deportar a 11 millones de indocumentados. El presidente Abinader aprovechó la rueda de prensa de ambos ante la prensa nacional y extranjera para reiterar que la solución al desastre en el lado oeste no pasa por República Dominicana. En las visitas previas de la gira, el diplomático había logrado más de lo pedido, como en los casos de Panamá, fin de los amores con los chinos, y El Salvador, que ofreció espacio en sus cárceles para albergar a “delincuentes” expulsados desde los Estados Unidos.
¿Qué paso? Un ataque de conciencia de Trump y Rubio de aceptar la imposibilidad que este pequeño país cargue con millones de pobres que ellos rechazan. No, estos no son asuntos de conciencia, sino de conveniencias y de intereses. La zona, de alguna manera despreciada por Estados Unidos, está convulsa y adversarios estratégicos están pescando desde hace años con armas tan poderosas como la colaboración en proyectos de infraestructura y tecnológicos. Y, algo relevante, la disputa por aprovisionamientos a largo plazo de materiales primas, con énfasis en la disputa por la supremacía de tecnologías de información y de guerra.
En la agenda que se divulgó previamente no figuraran formalmente China y Venezuela. Después las encontramos, la primera, en las tierras raras y, la segunda, en la extraña situación de un canciller convertido en una especie de alguacil federal de jurisdicción internacional.
El presidente Abinader y el canciller sorprendieron al informar de acuerdos de exploración de tierras raras en la frontera, el mandatario cuantificó en alrededor de 100 millones de toneladas. ¡Ah!, suspiraron algunos. En tres meses se conocería la cantidad exacta, según el mandatario.
“Un país amigo, aliado, en nuestro hemisferio, que tenga acceco a eso es algo muy positivo, Y estamos dispuestos a ayudar a desarrollar la riqueza de República Dominicana. Es de ustedes. Lo que estamos es como socios para ayudarlos”, dijo Rubio.
Y enfatizó: “Prefiero que sea aquí, a que esté en manos de un país, que no es amigo, aliado, en el otro lado del planeta”. La alusión era a China, principal país con explotación de las “tierras raras”. Esa parte del discurso fue de amplio impacto internacional.
“Al mundo le va a hacer falta el acceso a tierras raras para todas las tecnologías que son clave en este nuevo siglo”, resaltó y citó “tecnologías que se utilizan en defensa”. Con los 17 elementos de las tierras raras se fabrican teléfonos inteligentes, chips, misiles, entre otros.
El cuerpo de ingenieros de los Estados Unidos ha trabajado desde agosto último, bajo contrato, reveló Rubio, en la exploración de tierras raras en Pedernales. Abinader creó por decreto la Empresa Minera Dominicana S. A para extracción de recursos estratégicos, con énfasis en tierras raras.
¿Salvados por las tierras raras del huracán Trump? Es un alivio, pero no es conveniente sentarse a esperar “bondades”, de un mandatario muy emotivo y agresivo en el nivel geopolítico en un mundo multipolar.
Los problemas con Venezuela se agudizaron con el espectáculo de un canciller “incautando” (supervisó, se explicó) un avión de matrícula venezolana en un aeropuerto nacional. Es el segundo aparato incautado.
El pleito para la Cumbre de las Américas que tendrá como sede a RD en diciembre está echado: Rubio dijo que no se sienta a la mesa con los representantes de Venezuela, Nicaragua y Cuba, países que calificó de “enemigos de la humanidad”. Nosotros invitamos…