SANTO DOMINGO.- La empresa Seaboard, que lleva 31 años de operación en la República Dominicana, está solo a la espera de la entrega de la planta Estrella de Mar III, por parte del constructor, para instalarla en la ribera del río Ozama, lo cual posiblemente ocurrirá antes que finalice el mes de abril de este 2021.
La planta, que se colocará momentáneamente al lado de la Estrella de Mar II (en lo que se dispone de ésta, lo cual podría tomar posiblemente entre uno y dos años), entraría en operación comercial entre septiembre y octubre, informó a elCaribe el gerente general de la empresa, Armando Rodríguez. El equipo de técnicos que la manejará será local, pero una parte del mantenimiento se contrata con el fabricante (una empresa de Singapur).
El proyecto completo ronda los US$140 millones, eso incluye infraestructura y la parte civil. La nueva planta será mucho más eficiente y mucho más limpia que la existente, porque funcionará con gas natural. De hecho –según dijo- la empresa usa hace tiempo gas natural como combustible primario y si no hay gas, como puede suceder, entonces opera con fuel oil. Tiene su tubería para ello, que está conectada al gasoducto de la empresa AES, en la avenida Venezuela, municipio Santo Domingo Este.
Rodríguez asegura que la nueva planta (la que vendrá) es una que dentro de la empresa que la construyó ganó un premio.
El constructor del aparato al que hace referencia fabrica desde ferrocarriles hasta equipos médicos. “Es una planta que será muy eficiente y que cuenta con la última y más moderna tecnología.
Es totalmente automatizada y está diseñada para no verter nada dañino en el rio, para contaminar lo menos posible el ambiente y con una huella sónica muy pequeña. Creemos que con ella estaremos aportando no solo a una operación más limpia, sino también que con esto estamos reforzando la calidad del servicio eléctrico en el centro de la ciudad”, expuso el empresario del ramo eléctrico.
Explicó que la empresa entrega la energía en el centro del consumo. “La nueva planta vendrá, incluso, con un sistema de baterías para almacenar una cantidad de energía y poder responder a situaciones que se dan en el sistema, proveyendo mayor flexibilidad al operador, que es la Empresa de Transmisión. Operamos con el combustible que se ha seleccionado como idóneo para el país, que es el gas natural”, dijo Rodríguez, media hora antes de dar un recorrido por las distintas áreas de Seaboard, donde el personal humano y aparatos trabajan a todo vapor para colocar en cada lugar todo lo que se requerirá para poner en marcha la nueva planta que tendrá la empresa.
Seaboard llegó al país en 1989 y comenzó a operar en 1990 con una planta muy básica, en un proyecto en el que Rodríguez entró.
Ese proyecto venía con un contrato de la antigua Corporación Dominicana de Electricidad (CDE) con el que estuvo hasta el año 2000. Luego del año 1989 trajo una segunda planta y en el 2000, que fue cuando se hizo la negociación del Acuerdo de Madrid, entonces Seaboard dejó de ser un IPP (productor de energía independiente) y se fue al recién establecido mercado eléctrico.
Fue la primera empresa que tomó esa decisión, yéndose al mercado spot. “Ahí hemos estado desde el 2000 y entendiendo la dinámica de ese mercado, que es ser la planta más eficiente. En la medida que usted es más eficiente puede ganar dinero”, explicó Armando Rodríguez, acompañado en el diálogo de Jorge Nova, gerente de Asuntos Institucionales.
En 2012 la empresa instaló Estrella de Mar II, que fue su tercera planta. Pero las dos anteriores se colocaron entonces en otro mercado. Eran plantas que aún tenían vida comercial útil, pero Seaboard no. Así que Seaboard se quedó solo con Estrella de Mar II, que es la actual barcaza sobre el río Ozama.
Ahí lleva casi diez años operando de forma ininterrumpida, con disponibilidad y despacho para el sistema eléctrico. En la medida que el negocio ha ido saliendo de las plantas que tenía, ha ido incrementando la capacidad de la existente. Empezó con una de 40 megavatios y luego trajo una de 72, para completar 112 megavatios entre las dos. Esa fue vendida y luego se trajo una de 108, que es precisamente la Estrella de Mar II.
“Hasta hoy nos hemos sentido bien con la seguridad jurídica dominicana; hemos tenido buenas relaciones con el Gobierno. Al estar sin contrato, tenemos que cumplir con todo. No tenemos exoneraciones, ni nada. Son otras épocas del negocio y aunque hay plantas que se benefician de exoneraciones y de ese tipo de facilidades, entendemos que ese mercado cerró y estamos en otra etapa”, indicó Rodríguez, cuando se le pidió opinar sobre el clima de negocio del país.
Calcula inversión en río ronda US$60 millones
El gerente de Seaboard comentó que escucha el ruido que se hace, con relación a que se tiene que quitar del Ozama la Estrella de Mar II y explicó que su modelo de negocio contempla la salida del rio de esa planta. “La habíamos planteado antes, pero con la llegada del Covid-19 la venta de la planta, que se tenía programada, fracasó. Entonces cambiamos de permiso para tener dos plantas. Pero la idea nuestra es no mantener la Estrella de Mar II por mucho tiempo aquí. Eso dependerá la rapidez con que podamos salir de ella”, dijo el gerente general de Seaboard.
Calculo que en los años que tiene operando en el país, la inversión realizada en ese concepto (en el río) ronda los US$60 millones. “Eso ha incluido mejoría del espacio que ocupamos y la margen del rio, donde hemos hecho muelles, subestaciones, edificaciones, carreteras, hemos; hemos redirigido desagües que hemos encontrado en situaciones penosas. Creo que hemos mejorado mucho el espacio que ocupamos”, expuso. Cuando Armando Rodríguez evalúa el sistema eléctrico dominicano, concluye que este ha mejorado muchísimo. “Para continuar mejorando necesita el sistema de la participación de empresas como la nuestra, que está dispuesta a invertir cientos de millones de dólares”, indicó. De otro lado, y a propósito de que República Dominicana tiene una Ley de Alianza Público Privada (APP), planteó que está abierto a la posibilidad de encaminar sinergias que conduzcan a negociaciones de “ganar-ganar”.
HECTOR LINARES