Se suele emplear la expresión «dormir como un bebé» como sinónimo de dormir profunda y placenteramente. Es algo a lo que muchos adultos aspiran sin poderlo conseguir.
Muchos anuncios de productos infantiles muestran a bebés durmiendo plácidamente en su cuna y con una sonrisa en la cara, pero la realidad puede ser muy diferente, como comprueban muchos padres ojerosos, cuyos hijos tienen un sueño inquieto y se despiertan muchas veces en la noche.
«A lo largo de los años hemos observado que las familias cada vez tienen mayores conocimientos sobre el descanso de sus hijos pequeños, habiéndose informado por su cuenta, en su gran mayoría a través de Internet, las redes sociales y los libros», explica Amelia Hunter, experta en sueño y cofundadora de Baby Sleep Solutions (BSS), firma especializada en sueño infantil.
Sin embargo, la información que actualmente reciben los padres por parte de los centros y el personal sanitarios sigue siendo insuficiente en algunos aspectos y muy genérica, de acuerdo a los expertos de esta compañía.
Una encuesta realizada por BSS entre más de 350 familias, revela que sólo un 19,9% de los encuestados consideran que han recibido, durante el embarazo y después del nacimiento, una buena información y recomendaciones destinadas a garantizar el sueño seguro del lactante y reducir el riesgo de su muerte súbita.
Una de las encuestadas explica que los profesionales que la atendieron, le informaron muy poco sobre el sueño infantil.
«Lo positivo es que las familias son cada vez más conscientes de la importancia del reposo de sus hijos, y hablan con su pediatra sobre este asunto», según Fernando Ferreira, pediatra neonatólogo y cofundador de la consultoría del sueño infantil BSS.
«De este modo, una creciente cantidad de padres, que están esperando un bebé o ya lo tienen, deciden asistir a un curso especializado para entender como duerme el recién nacido y establecer unos hábitos saludables de descanso desde el principio», según explica Hunter.
Esta experta recomienda a las familias «informarse y saber qué pueden hacer para cubrir las necesidades del sueño».
«La clave es procurar que el bebé descanse bien desde el primer día, estableciendo pequeños hábitos de sueño que se convertirán en una base sólida a medida que vaya creciendo», destaca y aclara algunas de las dudas y errores más comunes.
¿Si aguanta sin siesta, dormirá por toda la noche?
Esta experta considera que es un error que el bebé se salte las siestas diurnas, dado que favorecen su descanso durante la noche y ayudan a evitar el exceso de cansancio, siendo especialmente importantes en los primeros años.
«De hecho, es al revés: si un bebé llega con exceso de cansancio a la hora de dormir, tendrá dificultades para conciliar el sueño por la noche y mantenerlo. Su cuerpo generará energía a través de hormonas estimulantes y entrará en un estado de alerta», asegura Hunter, señalando que «el sueño diurno es completamente necesario».
¿Si se duerme más tarde, despierta más tarde?
Hunter recomienda mantener siempre una hora temprana para ir a dormir, entre las 19:00 (7:00 de la noche) y las 21:00 horas (9:00 de la noche), dependiendo de la realidad de cada familia y la edad del bebé.
«Si se retrasa mucho la hora de dormir con la intención de que se despierte más tarde, generalmente ocurrirán dos cosas: se seguirá despertando a la misma hora y le costará mantener el sueño durante la noche», argumenta.
«Cuando se retrasa constantemente la hora de dormir del bebé, estará perdiendo horas de sueño muy valiosas para su desarrollo», según esta especialista.
¿El biberón con cereales le ayuda a dormir?
Esta experta comenta que, si el bebé se despierta mucho por la noche, algunas familias prueban el recurso de darle a su hijo un biberón bien cargado de cereales, pero las conclusiones de los estudios realizados sobre este tema, muestran que los bebés que toman cereales antes de conciliar el sueño no parecen dormir mejor.
«Aumentar la ingesta de calorías del bebé antes de que duerma no disminuirá sus despertares nocturnos, dado que los ritmos de sueño infantil no tienen nada que ver con el nivel de saciedad del bebé. Además de fomentar una digestión pesada, esta práctica también fomenta una sobrealimentación no deseada», añade .
¿Hay que confiar en que el bebé se dormirá?
Para Hunter nunca se debe dar por hecho que el bebé conciliará y mantendrá el sueño, de manera espontánea. «Muchas familias se sorprenden de lo mucho que tienen que ayudar a su recién nacido para que pueda dormir», recalca.
En ese sentido señala que los padres deben poner a disposición de sus hijos una serie de «elementos facilitadores del sueño».
Hunter recomienda crear y mantener un entorno y un ritual de sueño adecuados, y prestar mucha atención a las señales de que el bebé necesita dormir y a cuánto tiempo pasa despierto, para que su sistema fisiológico no se sobrecargue.
¿Es recomendable poner al bebé de lado?
Esta experta explica que el procedimiento correcto para que un bebé duerma lo mejor consiste en ponerlo boca arriba, y aunque «todavía se ve a muchos bebés de lado con cojines posicionadores, esto es un error y la última evidencia científica lo desaconseja completamente».
Explica que «la posición boca arriba es la posición más segura para todos los bebés hasta que tengan 1 año de edad».
«Si el bebé, mientras duerme, rueda por sí mismo de boca arriba a boca abajo o viceversa, no hay necesidad de reposicionarlo. Ponerlo a dormir boca arriba al inicio de la noche o de la siesta es lo más importante para reducir el riesgo de muerte súbita», según explica Hunter.
¿Cuáles elementos puede haber en la cuna?
Algunos padres ponen muchas cosas en la cuna de su bebé para que supuestamente sienta más confort y duerma mejor, pero esto es otro error, según Hunter.
La experta recuerda que «las recomendaciones oficiales en materia de sueño seguro, indican que hay que evitar el uso de textiles como sábanas, mantas o edredones o productos acolchados como nidos, reductores de cuna o cojines posicionadores, ya que representan un riesgo muy elevado para el niño».
«Vemos a diario cunas repletas de elementos muy bonitos, pero que no son nada seguros. En la cuna sólo debería estar el bebé», concluye Hunter.
por Rocío Gaia.
EFE