POR TOMAS AQUINO MENDEZ.- Llegamos al final del 2022 y la ciudadanía sigue viviendo insegura. Constantes asaltos en calles, avenidas, residencias y apartamentos, agregándose últimamente penetración a empresas, negocios de comida y centros de diversión.
Los constantes enfrentamientos entre policías y jóvenes ligados a la delincuencia tienen a la sociedad en shock.
Las alarmas se encienden con los hechos publicitados, pero los que no llegan a los medios de comunicación ni a los cuarteles policiales son cada vez más.
Preocupa que jóvenes encapuchados sigan dedicados a despojar de celulares, prendas, carteras y dinero a todo el que se ponga delante de ellos.
No importa si son ciudadanos que comparten en un colmado, que salen de una tienda, un restaurant o se recrean en un lugar público.
Preocupa la cantidad de casos que siguen pendientes de aclararse.
El Listín Diario ha sugerido evitar que las motocicletas circulen con dos personas por las noches.
Ninguna respuesta se ha recibido.
Alarma la cantidad de jóvenes ligados a la delincuencia que caen en enfrentamientos con la autoridad y sobre todo crea incertidumbre el poco respeto a la vida que demuestran quienes han tomado los asaltos como fuente de ingresos.
Quisiéramos que las autoridades responsables de la seguridad ciudadana, no se conformen con ofrecer estadísticas de supuesta o real disminución de hechos delictivos.
Parecen no entender que esa “disminución” se sustenta en que menos ciudadanos se querellan o denuncian que han sido víctimas de asaltos.
La población ha perdido la fe en la justicia y se niega a dar viajes a un tribunal para que al final su verdugo salga en libertad.
Tampoco confía en la policía. Alegan que muchos agentes en los cuarteles casos están en “componenda” con jóvenes ligados al bajo mundo.
Queremos que nos devuelvan la paz que, hasta ahora, también nos ha sido robada.