San Francisco de Macorís se convirtió en el epicentro de la alegría, la música y la celebración popular con el arranque electrizante de la plataforma cultural Que Viva La Patria. Una multitud entusiasta, de todas las edades, vibró al ritmo contagioso del merengue y las fusiones urbanas, en una noche donde el canto, el baile y la emoción fueron protagonistas.
Desde temprano, el amplio parqueo del estadio Julián Javier se impregnó de un aire festivo y de expectativa, según una nota de prensa de sus organizadores. La energía crecía, y cuando la talentosa Steffany —la joven promesa que se ha ganado el corazón del merengue dominicano— subió al moderno escenario, la rumba estalló. Con su estilo fresco, su derroche de energía, calidad vocal y una sensualidad que cautivó, Steffany conquistó a todos, consolidándose como la voz que renueva y hace vibrar la tradición.
Luego, el emblemático “Negrito de Villa”, Sergio Vargas, acompañado de su Filarmónica de Villa, elevó la temperatura a altos niveles con su repertorio de éxitos, interpretados con la pasión y maestría que lo caracterizan. Fue recibido con ovaciones y cantos que reafirmaron el amor inquebrantable de su público. Sergio dio una auténtica clase magistral de popularidad y conexión con sus seguidores, demostrando que su legado sigue más vivo que nunca.
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