Texas suspenderá la orden de portar mascarilla en público, anunció el martes el gobernador Greg Abbott, convirtiéndose en el estado más poblado que pone fin a una medida destinada a frenar la propagación del coronavirus, que ha provocado la muerte de más de 42.000 texanos.
El gobernador republicano hizo el anuncio luego de enfrentar duras críticas de su propio partido por la orden, que se impuso hace ocho meses, así como por otras restricciones adoptadas para contener la pandemia. Con todo, la restricción apenas se aplicó a la ligera, incluso durante los peores momentos de la pandemia.
Texas también suspenderá los límites impuestos a restaurantes, bares y cafeterías sobre la cantidad de comensales que pueden atender bajo techo, dijo Abbott, quien hizo el anuncio en un restaurante en Lubbock.
Mientras tanto, varios gobernadores de Estados Unidos han relajado las restricciones por el coronavirus, a pesar de las advertencias de los expertos en salud de que la pandemia está lejos de haber terminado.
El anuncio fue hecho luego de que Texas, al igual que el resto de Estados Unidos, ha registrado una menor cantidad de casos y de muertes por COVID-19. Las hospitalizaciones se encuentran en los niveles más bajos desde octubre y el promedio de siete días de pruebas positivas ha disminuido a unos 7.600 casos, frente a los más de 10.000 registrados a mediados de febrero.
Sólo los estados de California y Nueva York han reportado más muertes por COVID-19 que Texas.
“El hecho de que las cosas vayan en la dirección correcta no significa que hayamos logrado erradicar el riesgo”, señaló la doctora Lauren Ancel Meyers, profesora de biología integrativa y directora del Consorcio de Elaboración de Modelos del COVID-19 de la Universidad de Texas.
AP