Las sorprendentes revelaciones sobre los esfuerzos de Donald Trump por desconocer los resultados de las elecciones del 2020 podrían estar haciéndolo más vulnerable en momentos en que contempla una nueva postulación a la presidencia.
Una exempleada de la Casa Blanca describió esta semana a Trump como un líder desquiciado, al que no le importó la seguridad de funcionarios de ambos partidos cuando intentó mantenerse en el poder el 6 de agosto del 2021. Al margen del lastre político, los testimonios escuchados en las audiencias de una comisión legislativa que investiga el ataque al Congreso de ese día dan abundante munición a los fiscales, como para que acusen a Trump de algunos delitos, según expertos del ámbito jurídico.
Los votantes republicanos –y los potenciales rivales de Trump en la batalla presidencial del 2024– están tomando nota.
En Iowa, donde tendrá lugar la primera contienda de la campaña presidencial dentro de unos 18 meses, varias personas indicaron el jueves que podrían contemplar otras alternativas incluso si Trump se postula de nuevo. Y algunos medios conservadores criticaron duramente al expresidente. Asesores de varios potenciales aspirantes republicanos a la presidencia indicaron que se sentían más inclinados a hacerle frente a Trump en el 2024 a la luz de los explosivos testimonios.
Nikki Haley, quien fue embajadora del gobierno de Trump ante las Naciones Unidas, atrajo a unos 350 activistas conservadoras a un asado para recaudar fondos el jueves en Sioux County, donde Trump obtuvo el 82% de los votos en el 2020.
Por otro lado, hay abundante evidencia de que la gente se está cansando de Trump.
Entrevistas con una docena de asistentes al evento de Haley revelaron que hay mucho interés en buscar alternativas a Trump, incluso si el magnate se postula.
“Te costaría mucho encontrar gente por aquí que te diga que no se está buscando otra persona”, declaró Dave Van Wyk, propietario de una compañía de transportes. “Es un error pensar que los conservadores están un 100% encolumnados detrás de Trump”.
Esa era la impresión de muchos votantes desde antes de la audiencia legislativa del martes donde se escuchó un impactante testimonio de la exempleada de la Casa Blanca Cassidy Hutchinson sobre la magnitud del malestar de Trump en los últimos días de su presidencia, el hecho de que estaba consciente de que algunos de sus partidarios portaban armas cuando se congregaron en Washington el 6 de enero y su ambivalencia cuando la turba tomó por asalto el Congreso.
Molesto con el tamaño de la multitud que se presentó a un acto en el que iba a hablar –muchos partidarios se mantuvieron al margen porque estaban armados y no querían pasar por detectores de metales–, Trump dijo algo parecido a esto: “No me importa si tienen armas. No vinieron a hacerme daño a mí”, según Hutchinson.
También relató que escuchó acerca de un incidente en el que Trump habría tratado de tomar el volante del vehículo presidencial porque quería sumarse a la turba y los agentes del servicio de seguridad no lo dejaban.
Esta declaración fue rechazada por algunos. El agente que conducía el auto y otro colega estarían dispuestos de prestar testimonio y negar que Trump se haya abalanzado sobre el volante.
Pero la preocupación en círculos conservadores es evidente.
La junta editorial del Washington Examiner, un medio conservador, dijo que el testimonio de Hutchinson podría representar “una sentencia de muerte” para la carrera política de Trump.
“Trump”, agregó, “no está capacitado para volver a estar cerca del poder”.
El New York Post, que generalmente apoya a Trump, dijo en un gran titular: “Trump el Tirano”. Y la página editorial del Wall Street Journal dijo que, “justo cuando parecía que el comportamiento de Donald Trump tras su derrota del 2020 no podría verse peor, surge un nuevo testimonio escandaloso”.
Varias veces los conservadores expresaron reservas acerca de Trump en los últimos años, pero el magnate siempre salió ileso, e incluso más fuerte.
Así sucedió cuando circuló un video en el que se lo veía vanagloriándose de un comportamiento reprobable con las mujeres y cuando instigó el violento ataque al Capitolio. Además, sobrevivió a dos juicios políticos.
Trump, no obstante, tiene 101 millones de dólares para una campaña y sigue siendo muy popular entre numerosos republicanos. Candidatos republicanos de Arizona a Pensilvania y Georgia se han peleado por su apoyo en las elecciones de mitad de término.
“El pueblo estadounidense quiere su liderazgo”, sostuvo el vocero de Trump Taylor Budowich. “Mientras otra caza de brujas les sale mal a los demócratas, el presidente Trump está hoy más fuerte que nunca”.
Ya antes de las revelaciones de esta semana, una encuesta de The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research reveló que el 48% de los adultos de Estados Unidos cree que Trump debería ser acusado de algún delito por su papel en la sublevación del 6 de enero.
El ex gobernador de Nueva Jersey Chris Christie, uno de los que considera postularse a la presidencia en el 2024, dijo que viene escuchando quejas de Trump de donantes y votantes desde antes del testimonio de esta semana, lo que se suma al “peso acumulado” de las falencias del exmandatario.
“A la gente le preocupa el que perdamos las elecciones en el 24 y quieren asegurarse de que no postulamos a alguien con muchos déficits”, expresó Christie.
El gobernador de Maryland Larry Hogan, otro potencial aspirante a la presidencia, dijo que cree que se le puede ganar a Trump en las primarias republicanas.
“Trump era el presidente menos popular en la historia del país hasta que llegó Joe Biden”, manifestó.
Colaboradores de otros potenciales candidatos republicanos a la presidencia dicen en privado que Trump puede seguir siendo el gran favorito para conseguir la nominación, pero que su estrella está perdiendo brillo. Y especulan que el testimonio de Hutchinson acelerará ese proceso y continuará empañando su imagen.
Marc Short, asesor del exvicepresidente Mike Pence, otro posible candidato a la presidencia, dijo que “los activistas republicanos creían que Donald Trump era el único que podía ganarle a Hillary Clinton (en el 2016). Ahora la dinámica se revirtió. Es el único que perdió con Joe Biden”.
Liz Cheney, quien no descarta postularse a la presidencia, dijo que Trump es una amenaza directa a la democracia.
“Los republicanos no pueden ser leales a Donald Trump y leales a la constitución. Debemos elegir”, sostuvo.
AP