WASHINGTON.- El presidente de EE.UU., Donald Trump, reaccionó este viernes con aparente sorpresa ante la muerte de la jueza progresista del Tribunal Supremo Ruth Bader Ginsburg, con la que tenía numerosos desacuerdos, pero a la que elogió por haber tenido «una vida increíble».
«¿Acaba de morir? ¡Oh! No lo sabía, me lo estás diciendo por primera vez», dijo Trump en respuesta a preguntas de la prensa antes de embarcar en el avión presidencial Air Force One.
A continuación, el mandatario subió las palmas de las manos como pidiendo un momento y dijo: «Ella tuvo una vida increíble, ¿qué más puedo decir? Tanto si estabas de acuerdo, como si no. Ella era una mujer increíble que tuvo una vida increíble. De hecho, estoy triste por oír eso, estoy triste, gracias».
Trump terminó y, acto seguido, se retiró de donde estaba la prensa para abordar su avión.
Hoy el Tribunal Supremo informó de que Ginsburg había muerto a los 87 años de edad en la noche del viernes rodeada de su familia en su casa de Washington, D.C., debido a «complicaciones de una metástasis en el cáncer de páncreas», según detalló la corte en un comunicado.
La noticia de la muerte de Ginsburg comenzó a llenar las portadas de todos los medios de EE.UU. apenas diez minutos después de que el mandatario se subiera a un escenario en la localidad de Bemidji, en el estado de Minesota, que resultará clave para las elecciones de noviembre, en las que opta a la reelección.
Durante su discurso, Trump no hizo ninguna mención al fallecimiento de Ginsburg.
El mandatario y la magistrada tenían una difícil relación debido a que, durante la campaña para las elecciones de 2016, ella le calificó de «farsante», un comentario del que tuvo que retractarse y que provocó que Trump pidiera su dimisión.
El Tribunal Supremo de EE.UU. está compuesto por nueve jueces con puestos vitalicios y que tienen el poder de cambiar las leyes del país. En concreto, juegan un papel crucial en temas como el aborto, los derechos de los migrantes, la privacidad, la pena de muerte y la tenencia de armas.
Los magistrados son nombrados por el presidente y, luego, deben ser confirmados por el Senado.
Actualmente, los republicanos tienen mayoría en el Senado y su líder, Mitch McConnell, ya emitió esta noche un comunicado, en el que se ha comprometido a someter a voto el candidato que Trump elija para el Tribunal Supremo.
Actualmente, debido a la muerte de Ginsburg, la máxima corte está compuesta por ocho jueces: tres progresistas y cinco conservadores.
Por eso, si Trump logra nombrar a otro magistrado, acabaría inclinando a la derecha durante décadas la balanza del Tribunal Supremo.
EFE