POR MARCOS SANTOS.- Dedicarle un evento deportivo al influencer y empresario Santiago Matías “Alofoke”, es un acto bochornoso por parte de sus organizadores, y envía una señal equivocada a la sociedad y a la juventud básicamente.
Y es que a pesar del éxito que tiene la plataforma del señor Matías en el mundo de la comunicación, el mismo no es merecedor de ningún reconocimiento público ni privado por parte de absolutamente nadie.
Matías, quien es un joven que viene de abajo en el plano económico, levantó a puro esfuerzo todo un emporio en el mundo de la comunicación y el entretenimiento.
Y muchos dirán que eso de por sí es digno de admiración y por tanto de reconocimiento por parte de la sociedad.
Y nosotros decimos que no.
Y decimos que no, por la sencilla razón de todo lo positivo que tiene la figura de “Alofoke”, éste lo echa por la borda, cuando utiliza un lenguaje vulgar, rastrero, en su rol de comunicador.
Lo que este señor se atreve a decir a través de un medio de comunicación en contra de personas en las que entra en una disputa pública, no merece ningún tipo de reconocimiento, más bien merece el rechazo de la ciudadanía en sentido general.
Ahora bien, si nos están queriendo decir que a Santiago Matías lo están reconociendo por su ascenso económico, eso es otra cosa, y tampoco merece ser presentado como un ejemplo a seguir por lo antes mencionado.
Porque la verdad es que Matías le hace daño a la juventud, cuando hace uso de palabras obscenas, impublicables, y eso no es para aplaudirlo, todo lo contrario, es para rechazarlo.
Cuando Santiago Matías, se dirija de manera decente y respetuosa a su inmenso público, recibirá la consideración de todos.
A lo mejor, a él no le importa nada de esto, y si toma esa actitud de indiferencia, estaría cometiendo un grave error.
Que conste, estamos hablando de un comunicador, de una figura pública, de un exitoso empresario, de un hombre cuyo nombre genera debate y controversia, es decir, no pasa desapercibido.
Y ojalá, que las personas que organizan el evento deportivo, no se ofendan, ni se sientan mal por lo expresado en estas lineas.
Y es que nos sentimos en el deber, de llamar la atención para evitar que a nuestra juventud no le sigan presentando a personas equivocadas como ejemplos a seguir.
Si no lo hacemos, cualquier día de estos veremos organizadores de eventos reconocer de manera póstuma a Trujillo, Hitler, y a los Duvalier de Haití, solo por mencionar varios ejemplos.
Y así no es la cosa.