POR JUAN TAVERAS HERNANDEZ.- La campaña electoral no tiene comienzo ni final en República Dominicana. Los discursos de toma de posesión de los presidentes electos suelen ser discursos proselitistas que presagian una ardua y febril campaña que la Junta Central Electoral, órgano rector, no puede impedir a pesar de que la ley lo autoriza. A los hechos me remito…
Alrededor de 25 partidos y movimientos municipales presentan candidaturas de diversas categorías, sobre todo congresuales y municipales. En esta ocasión el número posiblemente sea mayor porque ha aumentado enormemente, aunque la JCE los está limitando por no cumplir con los requisitos que la ley manda.
Las elecciones municipales serán el tercer domingo del mes de febrero.
La JCE no ha dado el campanazo, pero los partidos están en campaña hace más de un año que están en campaña, incluyendo el oficialista Partido Revolucionario Moderno que no ha tenido más alternativa, ya que la oposición incluso hace mucho escogieron a sus candidatos presidenciales, como ha sido el caso de la Fuerza del Pueblo, que tiene un solo candidato para todos los cargos de elección popular, Leonel Fernández, el Partido de la Liberación Dominicana que seleccionó, de contrabando, al síndico de Santiago, Abel Fernández, dejando tan importante plaza sin candidato, y el enclenque Partido Revolucionario Dominicano que para no quedarse atrás volvió a “elegir” a Miguel Vargas.
La zafra electoral de los oportunistas políticos ha comenzado. Los partidos pequeños, que son la mayoría, buscan alianza con los partidos grandes, como una manera de obtener beneficios económicos y políticos personales. Los “chaqueteros”, les llaman en Ecuador y otros países.
Son aquellos que cambian de partido como quien cambia de camisa o de chaqueta, que hoy están en un partido y mañana en otro; que levantan una bandera hoy y mañana otra de otro color; que no tienen vergüenza, ni principios. Para ellos la ética, ni la moral, están relacionados con la política.
Lo único que les importa es el beneficio que pueden lograr. A los oportunistas los hemos visto en todos los procesos electorales.
La zafra de los buitres de la campaña electoral ha comenzado. Andan como perros rabiosos buscando alianzas. Sabemos de muchos partidos dirigidos por una o dos personas, sin membresías. Militantes y simpatizantes alquilados.
Lo penoso, lo lamentable, es que muchos ciudadanos han entrado en ese juego perverso de prestar sus nombres y los de sus familias para actos tan indignos.
Para los oportunistas de la política, los que andan “buscándosela” con los partidos grandes, el país no le importa. Para ellos la adhesión a un partido, la militancia seria y comprometida de noble propósitos, desapareció.