La pandemia del COVID-19 ha obligado al sector aéreo estadounidense a reinventarse en medio de un contexto de gran complejidad que, tal y como muestran los últimos resultados trimestrales, ha dejado a las principales aerolíneas “tiritando” para enfrentarse al futuro más próximo y asumir, con poca liquidez, más gastos operativos para combatir el virus y precios inciertos por la volatilidad de la demanda.
Según sus propios cálculos y debido a la caída de los desplazamientos aéreos por las restricciones en vigor, las aerolíneas norteamericanas más importantes admitieron estar perdiendo entre US$350 y 400 millones al día por la disminución de casi el 95% del tráfico aéreo y por los elevados gastos en salarios o en el mantenimiento técnico de las aeronaves.
Para el primer trimestre de 2020, American Airlines obtuvo unas pérdidas netas de US$2,241 millones, las mayores entre las principales compañías junto con United, que cosechó 2,114 millones en negativo, mientras que Delta registró unas pérdidas netas de 534 millones, y SouthWest, la menos damnificada, cerró los tres primeros meses del año con pérdidas de US$84 millones.
Turbulencias económicas
En declaraciones a EFE, el economista jefe de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA por sus siglas en inglés), Brian Pearce, señala que la cuestión más urgente a la que se enfrenta la industria es la falta de liquidez
“Mucho más dinero sale por la puerta para pagar costes fijos del que entra por la venta de billetes nuevos”, resume.
Cristina Magdaleno/EFE