Elecciones en peligro

POR VINICIO CASTILLO SEMÁN.- La reunión que sostuvo el pleno de la Junta Cen­tral con los pre­sidentes de los partidos políticos la semana pasada, lejos de servir pa­ra despejar el camino y los obstáculos para las eleccio­nes del 5 de julio, crearon más dudas sobre cómo es que se van a celebrar dichos comicios en los próximos cincuenta y cuatro días.

La dirección de eleccio­nes informó a los partidos que muchos miembros de colegios, presidentes y secretarios comunicaron a la JCE que no van a par­ticipar en las elecciones del 5 de julio por el le­gítimo temor al riego de contagiarse del coronavi­rus al tener que trabajar por más de catorce ho­ras continuas, recibien­do cientos de votantes y posteriormente contar boletas físicas en los tres niveles de elecciones y elaborar la redacción de actas.

La logística que conlle­va la celebración de las elecciones no solo impli­ca a los presidentes y se­cretarios de los colegios, sino a cientos de miles de delegados y auxiliares, a los cuales también hay que asegurarles su ali­mentación ese día, con todo lo que eso implica.

La JCE planteó un pro­tocolo de protección para los miembros de los cole­gios, no así para los dele­gados de los partidos ni para los votantes. Obvia­mente, excluir a los vo­tantes de la protección a través de mascarillas y guantes sería fomentar un abstencionismo que convertiría la elección en una mascarada, en una farsa.

Desde el inicio de esta crisis siempre hemos sos­tenido que la mayor ga­rantía para que se cele­bren las elecciones del 5 de julio es la contención de la pandemia y el apla­namiento de la curva de contagio. Si eso no se lo­gra y por el contrario se multiplica, sería un cri­men plantearle al ciuda­dano el trágico dilema de que para votar tiene que arriesgar su vida y la de su familia. Otro elemen­to esencial que pone en riesgo las elecciones es el voto en el exterior, que representa un 8% del pa­drón electoral. En nin­gún escenario la JCE pue­de suprimir ese derecho sin invalidar la legitimi­dad del proceso electoral. Así se lo plantearon todos los partidos al pleno de la JCE, que hasta ahora ha tenido una actitud po­co clara sobre este crucial tema.

Siempre hemos plantea­do que el palacio no qui­so tomar las medidas que había que tomar desde el principio, que son cua­rentena estricta por dos o tres semanas y pruebas rá­pidas masivas a la pobla­ción, porque uno de sus posibles propósitos políti­cos era que las elecciones no pudieran celebrarse o que, si esto ocurriera, fue­ra una farsa con una asis­tencia mínima en las que ellos creen pueden salir gananciosos. Todas mis advertencias se están cum­pliendo. En lo único que el Palacio tiene que estar meridianamente claro es que, dentro de 95 días, el 16 de agosto, a las 10:00 A.M. el presidente Medi­na, igual que los legislado­res, se van para sus casas y que intentar quedarse, ba­jo cualquier triquiñuela, llevará al país a una gran tragedia de imprevisibles consecuencias.

EL AUTOR ES VICEPRESIDENTE DE LA FUERZA NACIONAL PROGRESISTA, FNP 

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