POR DANILO CRUZ PICHARDO.- El doctor Guido Gómez Mazara, precandidato presidencial del PRM, demandó esta semana la celebración de unas elecciones primarias democráticas y abiertas, donde voten todos. Lució ecuánime, pero firme. Está consciente de los planes que se barajan desde Palacio, todos en violación a Ley 33-18, sobre Partidos, Agrupaciones y Movimientos.
Desde el Gobierno se apuesta al empequeñecimiento del PRM, entidad donde ningún organismo se reúne, una deliberada forma de evadir compromisos con los dirigentes y suplantarlos del nuevo padrón, pendiente de elaboración, por servidores públicos (popis), carentes de militancia dentro del PRD y el PRM.
Ya se hizo, a modo de ensayo, para la escogencia de la cúpula de la entidad oficialista. Y simultáneamente se despeñagomizó la Comisión Ejecutiva, al excluir a viejos dirigentes que levantaban el ideario del extinto líder perredeísta. En su lugar pusieron a dirigentes balagueristas, inversionistas de campaña y jóvenes de la farándula dominicana.
El propósito es convertir al PRM en una entidad de ultraderecha, al servicio de la oligarquía nacional. No hacía falta que Abinader acudiera al CONEP a expresar que es un presidente proempresario, porque desde el período de transición, con los anuncios de designaciones, destapó su preferencia por los poderosos.
Parece que esa conducta conservadora ocasiona más daño que bien en término electoral. En la última encuesta pagada por el Gobierno Luis aparece con un punto menos que Leonel. Y paradójicamente el mayor rechazo está dentro del PRM.
En principio se subestimaba a Guido, ya no. Gómez Mazara viene organizando a cientos de miles de personas en todo el país, que sufragarían internamente y en los comicios de 2024, dato que maneja Palacio y motiva al fortalecimiento de planes antidemocráticos, con el fin de imponerse con malas artes, lo que generaría una crisis en el PRM.
