“El Desarrollo es el nuevo nombre de la paz”
S.S. Juan Pablo II, citando a S.S. Pablo VI en una carta enviada a la XXXI Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), celebrada en Roma el 3 de noviembre del 2001.
Para lograr el desarrollo integral deseado, se hace necesario un marco legal, promover la cohesión territorial, fortalecer las estructuras del territorio desde su componente más íntimo y primero que es la familia, el lugar donde convive, ayunta, llega a acuerdo y norma, que es el Municipio y sus Distritos, componentes conjugados en la Provincia, hasta las regiones nacionales , involucrar a todos los Poderes del Estado Representativo, sectores públicos y privados, y procurar el bien común. La sola iniciativa individual, de un grupo o de una administración, no será suficiente para conseguir los objetivos de toda una población, tampoco bastará la acumulación de riquezas. La vía más expedita debe contener el involucramiento de todos, la elaboración de planes y propuestas concertadas, objetivos claros y definidos, ejecución realizable y resultados previsibles, que nos conduzcan hacia la deseada dignidad de todos los ciudadanos.
Los pueblos deben ser los planificadores de su propio desarrollo y nunca lo alcanzarán en forma aislada. Por eso, ya en el 1967 el Papa Pablo VI, escribió en su emblemática Encíclica Populorum Progressio:
•“Los acuerdos regionales entre los pueblos débiles a fin de sostenerse mutuamente [refiriéndose al apoyo que mutuamente pueden generarse de compartir buenas prácticas (Cooperación Sur-Sur, Cooperación Triangular) mediante acuerdos mancomunados],
•los acuerdos más amplios para venir en su ayuda [sobre la responsabilidad social de los países más desarrollados respecto a los menos desarrollados], •las convenciones más ambiciosas entre unos y otros para establecer programas concertados [respecto a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), los Objetivos de Desarrollo del Milenio, hoy ODS´s, la Convención de Viena, Protocolo de Kyoto, entre otros programas y acuerdos de países signatarios], son los jalones de este camino del desarrollo que conduce a la paz” (77).
Planteaba su Tesis convencido de que “el desarrollo es el nuevo nombre de la paz” (87) y esto lo estamos constatando, cada vez más, en la convulsa geopolítica mundial del Siglo XXI.
La Región Nordeste de la República Dominicana, compuesta por las provincias de Hermanas Mirabal, Duarte, María Trinidad Sánchez y Samaná, conjuga el potencial para impactar en todos los rubros y reglones económicos, con significativos aportes, al Producto Interno Bruto (PIB) de la nación: Turismo de playa, ecoturismo, educación, agricultura, ganadería, comercio, industria, reservas científicas, aeropuertos, muelles, pesca, sistema bancario y de cooperativas, asociaciones y demás componentes productores de desarrollo, especialmente los que podemos apuntalar, mejorar o construir juntos.
Es indispensable tomarles la palabra y unificar criterios y buenas voluntades, para capitalizar la propuesta hecha por el Director del Listín Diario, Don Miguel Franjul, a fin de convocar todas estas fuerzas vivas y productivas, para asumir un compromiso protagónico, junto a sus autoridades políticas, Sectoriales Estatales, la academia local y nacional, la sociedad civil en sus diferentes representaciones comunitarias, culturales y productivas, con miras a empujar todos en impulsar el Desarrollo Regional desde la inclusión concertada, planificada, que marque la ruta de “un viaje de trasformación hacia un país mejor”, con el amor al prójimo de la mano de la justicia en el acceso a servicios básicos de calidad eficaces, sostenibles, en una economía fortalecida y de equidad social.
Esta integralidad concertada nos hará una región más fuerte, competitiva, de mayores aportes al PIB nacional y será la base para que autoridades provinciales, municipales, regionales, empresariales, religiosas y en cada comunidad y sector, se alcance el desarrollo sistémico deseado, como lo plantea el Papa Francisco: “Solo el camino de la integración entre los pueblos puede dar un futuro de paz y de esperanza […] Se trata de integrar en el desarrollo todos aquellos elementos que lo hacen verdaderamente tal. Los diversos sistemas de un territorio: la economía, la finanza, el trabajo, la cultura, la vida familiar, la religión son, cada uno de un modo específico, un momento irrenunciable de este crecimiento”. A la Región Nordeste le ha alcanzado el momento de compromiso con los grandes retos locales de afectación positiva a escala nacional y mundial.
ISAAC GARCIA