Opinión

PLD maltrecho no tiene tiempo de recomponerse 

POR LUIS ENCARNACION PIMENTEL.- Muy maltrecho y con serios cuestionamientos que le costaron la pérdida del poder, el PLD no tiene tiempo de limpiarse, recomponerse y situarse en condiciones de volver a ser opción en un periodo de ocho años.

Aunque se entienda que el partido morado active políticamente y que ejerza su rol crítico como oposición, no se advierte que las condiciones ni las posibilidades estén de su lado o sean medianamente favorables para armar un proyecto de poder con miras a las elecciones del 2028.

Lo mismo aplicaría para los que suenan o dan alguna señal de aspirar a ser candidato morado, porque además de no contar con la plataforma partidaria que sea garantía de éxito en las urnas, a ninguno de los mencionados se le ve con el potencial necesario para lidiar con quien presente al ruedo electoral el sector gobierno y el que oferte la otra parte de la oposición que aglutina la segunda mayoría.

Visto que de aquí al 2028 no es tiempo del PLD, con la segunda organización fundada por Bosch -y al margen de que una parte se quede activando y evite la desintegración-pudiera pasar que se retome la migración de dirigentes y militantes hacia dos destinos conocidos: los más desesperados, al PRM-gobierno y los otros, quizá en mayoría, al proyecto de poder que lidera el expresidente Leonel Fernández.

Algo que, dé seguro, retardaría aún más la recomposición y eventual reposicionamiento del PLD sería la resistencia de quienes lo controlan a partir su división, con Danilo Medina a la cabeza, a que fluya la democracia interna y se produzca una elemental renovación de la dirección y del liderazgo de la organización, como demandan coyuntura y circunstancias políticas actuales.

Se conoció una mera señal en esa dirección con la escogencia del joven Johnny Pujols como secretario general, pero más nada que tenga que ver con aspiraciones superiores. Y ahí se tendría como ejemplos a la vista a las figuras de Abel Martínez y Juan Ariel Jiménez, a quienes, evidentemente, han torpedeado desde dentro o les han puesto piedras en el camino para que no lleguen muy lejos en sus aspiraciones.

Por eso ha sorprendido, no la entrada a ruedo tras ausentarse de los medios y hasta dejar el  Comité Político “para dar paso a nuevas generaciones” del exministro Administrativo José Ramon Peralta, sino la exhortación a que la próxima selecciones de los distintos secretarios del PLD el 9 de febrero próximo se haga “en base a méritos, sin grupismo y sin preferencias personales”, o sea, todo lo contrario a lo que ha venido ocurriendo en el seno del partido morado desde que su carnal Medina tomó el mando y control absoluto de la organización.

A partir de ahí, que nadie aspire o se arriesga a consecuencias, si no es una pieza de su tablero y sacada por él del sombrero, como una vez hiciera con el exministro Gonzalo Castillo, buen gerente, pero un mal candidato. En otras circunstancias, y de seguirse la práctica política, lo natural es que Abel, que tras la derrota se tomó unas vacaciones y recién dijo presente en un evento cuasi privado en Jarabacoa, volviera a ser presentado como candidato oficial del PLD en el 2028.

Pero es difícil que eso ocurra, pues no es de la devoción de Danilo, ni de otros que, por aspiraciones o proyectos personales, habrían apostado a que de pichón no pasara, como se le achaca a Francisco Javier García, quien con su renuncia como jefe de campaña en un momento clave envió una mala señal e hizo daño a la candidatura.

Como es temprano todavía, y hay más al respecto -como diría el finado padre Avelino Fernández-, “de esto seguiremos hablando”.

Redacción

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