Fortaleza y debilidad de los presidentes
POR CRISTHIAN JIMENEZ.- Un Presidente es un hombre todopoderoso. Con un gesto o una firma cambia vidas, “corrige” el futuro. Y muy vulnerable a la vez, por su dependencia de otros para tener una idea aproximada de la realidad. No importa que estén lejos de ser ciegos y sordomudos, los relatos y la construcción de escenarios corresponde a los allegados, asesores, compañeros, financiadores.
Balaguer, de poca movilidad y absoluta ceguera pedía a determinados visitantes que le leyeran documentos llevados para su firma y Danilo Medina prefería involucrarse en los mínimos detalles (algo desaconsejado por expertos en temas legales familiarizados con asuntos de Estado). Cuentan que el presidente Luis Abinader fiscaliza personalmente vía telefónica.
Los intereses externos y partidarios siempre tratan de infiltrar los entornos presidenciales. Veteranos políticos y jóvenes maliciosos dedican recursos y energías a “cuidar” de los presidentes para mantenerlos alineados a los “sanos” y “supremos” intereses partidarios.
Si el mandatario se ha comprometido a actuar contra funcionarios solo por el rumor público, pues entonces se crea la versión maliciosa contra la víctima seleccionada y se diseñan y contratan los mecanismos de amplificación. Así, después de semanas o meses de gran profusión difamatoria cualquier eficiente servidor se convierte es un “tipo cuestionado por todo el mundo”, “funcionario que no sale de un escándalo”. Se insistirá en preguntar qué espera el mandatario para sustituir a fulano. Y, claro, se les mezclará con reales bandidos.
Los funcionarios ajenos al partido oficial siempre serán las víctimas principales, sobre todo si se han visto obligados a cancelar o pedir la renuncia a servidores militantes o parientes de dirigentes del partido de gobierno.
Los presidentes cogen presión o llegan al hartazgo, saturados por las mismas cantaletas, comportamiento que han estudiado y ejecutan cronométricamente los manipuladores, sabedores de las debilidades de sus líderes. Abinader, por ejemplo, cuida religiosamente su índice de popularidad.
Ahora con la profusión de plataformas de comunicación es más fácil construir campañas, que son viralizadas como parte de diseños fríamente calculados, con presupuestos incluidos. Como su vida es de horas, las relanzan con otras caras y versiones, sin importar las aclaraciones y los documentos de desmentidos que se aporten. Se agrava cuando medios tradicionales, afincados en la opinión y con credibilidad amplifican las difamaciones. Casi todo el mundo se quiere montar en lo que provoca tráfico informativo en las redes. Lamentable.
El PRM ha llegado a sus diez años y muchos dirigentes entienden que ya puede andar sin muletas y se quejan de posiciones importantes que ocupan personas que apoyaron al presidente Abinader o que gozan de su simpatía.
En la celebración aniversario del sábado último, algunos discursos enfatizaron la colocación en primer plano de dirigentes y militantes perremeistas. Abinader ha resistido presiones de partidos aliados que reclaman puestos en el gobierno.
Para las próximas horas o días se esperan numerosos cambios en el gobierno, que satisfarían las presiones contra algunos funcionarios gubernamentales y que llenarían algunas vacantes.
En las últimas semanas se han dado cambios en el servicio exterior, pero desde mayo se espera el relanzamiento del gobierno, que pasa por cambios en posiciones de primer nivel.
Un funcionario que se da por descontado su salida es el actual ministro de Obras Públicas, Deligne Ascensión, que dicen quedaría sin cartera, pese a su posición de secretario de Organización del partido oficial.
El ministro de Educación, Ángel Hernández, de los funcionarios más tiroteados por los dirigentes y militantes perremeistas parece que llega a su final.
Cuentan que el remezón sería grande, pero como ha habido tantos aplazamientos, uno tiene cierta resistencia para referirse al tema. “Ahora sí es verdad”, me dijeron.