Berlín confía en el teletrabajo para frenar la pandemia sin dañar la economía
Berlín, 31 ene (EFE).- Alemania apuesta por el teletrabajo para controlar la pandemia, como la fórmula para reducir los contactos interpersonales sin erosionar aún más la ya maltrecha actividad económica, pese a las dudas de la patronal y los sindicatos.
La nueva normativa para el trabajo desde casa, que obliga a las empresas a justificar el desempeño presencial, es parte del último paquete de medidas contra la covid y estará vigente al menos hasta el 15 de marzo.
Esta nueva vuelta de tuerca a las restricciones llega pese al marcado descenso de la incidencia acumulada de la última semana. El Gobierno argumenta que es preciso seguir reduciendo las cifras ante el riesgo que suponen las nuevas y más contagiosas variantes del coronavirus.
«Empleadoras y empleadores deberán posibilitar el teletrabajo a sus empleados en todas las funciones donde sea posible, siempre que la actividad lo permita», afirma el reciente acuerdo suscrito por la canciller, Angela Merkel, y los jefes de los 16 Ejecutivos regionales.
El objetivo es doble. Por un lado, una «nueva reducción de los contactos epidemiológicamente relevantes en el contexto laboral». De otro, la descongestión del transporte público en las horas punta para posibilitar que también en los metros, tranvías y autobuses se pueda mantener la distancia de seguridad.
Un estudio de la Universidad de Mannheim estima que cada punto porcentual de teletrabajo más puede rebajar hasta un 8 % la tasa de infección, al sumar los contagios que se producen en el trabajo con los que tienen lugar en el traslado.
Así se conseguiría reducir de forma sensible los contactos interpersonales sin tener que recurrir a los cierres de sectores productivos, tan dañinos para la economía. El producto interior bruto (PIB) se contrajo el año pasado un 5 % y la previsión para este año es que el rebote sea de apenas el 3 %.
El acuerdo obliga a las empresas a flexibilizar los horarios de trabajo, reducir la ocupación en las oficinas y a proveer mascarillas medicinales (quirúrgicas o FPP2) a sus trabajadores allá donde no sea posible el distanciamiento mínimo.
También contempla algunos costes económicos del teletrabajo para los empleados, que podrán deducirse completamente a efectos fiscales el coste del hardware (material informático) y software (programas y aplicaciones) que precisen para trabajar desde casa.
La decisión ha sido recibida con dudas por los trabajadores y con escepticismo de parte de la patronal y los sindicatos. La Federación de Empleadores de Alemania (BDA) cree que el acuerdo «no es una buena señal para el diálogo social» y que quien debe aportar ahora su parte es el sector público tras los cierres del ocio, la cultura y la restauración.
El presidente de la Federación Alemana de Sindicatos (DGB), Reiner Hoffmann, cree que el teletrabajo debe seguir siendo «voluntario» y apunta a los agujeros legales que plantea normalizar esta opción, del seguro laboral o las regulaciones sobre salud laboral.
CASOS E INCIDENCIA ACUMULADA, A LA BAJA
Merkel subrayó este sábado que el Gobierno es «muy consciente» de lo «duro» que es «el día a día para muchos padres y niños actualmente» por la suma de teletrabajo y el cierre de los colegios, pero agregó que las restricciones son necesarias para contener la pandemia pese a la esperanza que dan las últimas cifras.
Alemania registró en las últimas 24 horas 11.192 nuevos casos de coronavirus y 399 muertes, según el Instituto Robert Koch (RKI) de virología, por debajo de las cifras de los últimos días y lejos de los máximos de la segunda ola (las 33.777 infecciones del 18 de diciembre y los 1.244 muertos del 14 de enero).
La incidencia acumulada sigue asimismo descendiendo. En los últimos siete días se han identificado 75.040 contagios, lo que supone 90,2 casos por cada 100.000 habitantes, menos de la mitad del pico de casi 200 de finales de diciembre.
El Gobierno alemán y los estados federados no tienen sin embargo intención de relajar por el momento las restricciones, como apuntó este domingo en el diario «Welt am Sonntag» el ministro de Economía, Peter Altmaier. El objetivo es rebajar la incidencia acumulada por debajo de 50 por cada 100.000 habitantes.
EFE