PARÍS.- La cuenta atrás se acelera para el Tour de Francia, cuyas opciones de disputarse en las fechas previstas, del 27 de junio al 19 de julio, se reducen con el paso de los días en el dramático contexto sanitario que vive el país galo.
La semana pasada, el director de la ‘Grande Boucle’, Christian Prudhomme, recordó el orden de las prioridades («la situación sanitaria del país, salvar vidas») al anunciar el aplazamiento del Dauphiné, la carrera preparatoria que iba a comenzar el 31 de mayo.
«A día de hoy se mantienen las fechas del Tour de Francia. Pero sería mentir decir que no estudiamos otras hipótesis», declaró a la AFP el responsable de la prueba.
Christian Prudhomme indicó asimismo la necesidad de «dejar dos meses de visibilidad a los corredores», con un periodo para rodar en ruta, concentraciones y primeras competiciones.
En otras palabras, para que una carrera de la dimensión del Tour pudiese disputarse a finales de junio, haría falta que los corredores -actualmente confinados- fueran autorizados a rodar en el exterior desde finales de abril, y sobre todo, que la luz verde se encendiese para un final general del confinamiento, habida cuenta de la presencia de público que genera el Tour, que congrega a más de 10 millones de personas junto a las carreteras.
Una eventualidad que en el estado actual se antoja muy optimista.
Por ello, calibrando entre los diferentes escenarios, toma peso la opción de un aplazamiento al corazón del verano europeo.
Desarrollo en las fechas previstas:
El programa en principio se mantiene. De los grandes eventos previstos para los próximos meses, el Tour es el único en figurar en el calendario, después del aplazamiento a 2021 de la Eurocopa de fútbol y de los Juegos Olímpicos de Tokio.
Esa hipótesis fue reforzada por las palabras de la ministra de Deportes francesa Roxana Maracineanu sobre una eventual disputa a puerta cerrada.
Pero el dosier no está sobre la mesa, ya que parte de la esencia del Tour es el entusiasmo de los aficionados. «Sin el público no sería el Tour de Francia», había resumido el galés Geraint Thomas, ganador en 2018, una posición que comparten las localidades por las que pasará la serpiente multicolor. Por su propia naturaleza, el Tour es un evento popular y festivo.
El aplazamiento:
Una opción directamente ligada a las modalidades de salida de la crisis decididas por las autoridades públicas.
Pero, ¿cómo organizar el año ciclista en caso de aplazamiento del Tour, piedra angular del calendario?
Los equipos, presentes en las reuniones mantenidas bajo la égida de la Unión Ciclista Internacional (UCI), saben del peso que tiene la mediática carrera en los ingresos procedentes de patrocinadores. Para todos los actores del ciclismo, el Tour es prioritario.
¿Mediados de julio, principios de agosto, mediados de agosto? La primera fecha parece poco probable habida cuenta de las muchas incertidumbres que no se han resuelto. Se sabe que los organizadores sondearon a los representantes municipales, al difusor de televisión… sobre un Tour en agosto. Pero sin resoluciones concluyentes.
La anulación:
El peor escenario posible. Pero fue incluso evocado por Bernard Hinault, cinco veces ganador de la prueba: «Unas 250 carreras por todo el mundo han sido anuladas. ¿Así que por qué no el Tour de Francia?».
El sismo que provocaría en el ciclismo internacional sería de gran escala. «Sin el Tour, el ciclismo tendría un problema muy gordo», afirmaba recientemente en el periódico Die Welt el patrón del equipo alemán Bora, Ralph Denk.
En Bélgica, su homólogo del equipo Deceuninck, Patrick Lefevere, que ya sufre la reducción de la colaboración de su patrocinador principal, se muestra en la misma línea.
«Si el Tour acabase por no disputarse sería un golpe duro que ASO podría probablemente encajar, pero no los equipos. Eso podría hacer que se derrumbase todo el modelo sobre el que está edificado nuestro deporte», estimó Lefevere.
Muchos corredores también temen esa posibilidad, como el belga Thomas De Gendt: «Si el Tour es cancelado, veo a muchos equipos abandonando a final de temporada porque sus patrocinadores los dejarán caer. Una anulación de la Grande Boucle sería una catástrofe para el ciclismo».
AFP