Opinión

Advertencias de Rajoy

POR JULIO MARTINEZ POZO.- Entre mis ocupaciones cotidianas está el jarabe más efectivo contra la ignorancia: la lectura, que como el golf mientras más se practica resulta más desafiante. Irene Vallejo, la autora del bestseller “El infinito en un junco” advierte que “la aspiración a conocer todos los libros es solo el sueño imposible de los bibliófilos más locos. Es que la humanidad publica un libro cada medio minuto.

Es clave que no sólo te entusiasme por la necesidad de ampliar conocimientos y revisar antiguos paradigmas, sino también disfrutar del viaje que proporciona y vivir las emociones y las bellezas con las que te deleita.

Actualmente finalizo la lectura de un ensayo escrito por el expresidente del gobierno español, Mariano Rajoy, titulado “Política  para adultos”, que aclara que el concepto de adultez no está referido a la edad sino a la madurez de encarar la realidad y de procurar transformarla con apego a los valores de la democracia liberal: voto libre, contrapeso de poderes, consensos y respeto a la pluralidad. Entre otros temas aborda el de la persecución de la corrupción y el de la judialización de la política haciendo una serie de advertencias de las que me permito extraer algunas citas que presento a continuación:

“Mi primera consideración a propósito de este asunto es que el discurso moralista grandilocuente al que antes me he referido está de más. Nadie puede presumir la limpieza absoluta porque nadie la puede garantizar.

 Cada vez vamos diseñando más filtros y más salvaguardas para velar por la integridad de los comportamientos públicos: reformamos la legislación, señalamos las incompatibilidades, controlamos el patrimonio de los cargos públicos y sus familiares o endurecemos las penas por delitos de corrupción.

 Quiero recordar que en la etapa del Partido Popular al frente del Gobierno aprobamos el mayor paquete legislativo contra la corrupción. Debemos seguir haciéndolo porque la lucha contra la corrupción es una tarea que nunca se acaba.

 Pero admitamos que nadie está completamente blindado contra la posibilidad de que otras personas actúen indebidamente. Desde luego nadie puede presumir de incorruptible y convertir al rival en un corrupto integral, porque la realidad nunca es así de maniquea y el tiempo acaba poniendo a todo el mundo en su sitio

“Una manera infalible de detectar si un alegato contra la corrupción es sincero o si, por el contrario, es una mera estratagema política consiste en comprobar la reacción de ese mismo político o ese partido ante los casos que le afectan o ante la actuación de la justicia…”

“Igual criterio podría servir para evaluar la ecuanimidad de algunos medios de comunicación a la hora de referirse a los escándalos de unas y de otras formaciones políticas. Cuando solo  informa de los casos de corrupción que afectan a un partido político, pero se ignoran o se minusvaloran los de sus rivales, es evidente que se ofrece una imagen distorsionada de la realidad.”

“Cuando lo importante no es perseguir  los delitos reales, sino lograr la liquidación del adversario político por el descrédito de su imagen, asistimos a todo tipo de exageraciones, abusos y presiones sobre los tribunales y otras instituciones. Esto no es bueno ni para la justicia ni para los propios actores políticos.

Redacción

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