Alofoke
POR MARCOS SANTOS.- La verdad es que resulta altamente preocupante el grado de degradación que vive la sociedad dominicana en estos tiempos, donde el culto a la vulgaridad, y al mal gusto, es el pan nuestro de cada día.
Aquí no vamos a señalar presuntos actos delictivos cometidos por este joven en su vida pasada, pero tampoco especularemos si en la actualidad anda en asuntos no santos.
El pasado de Santiago Matías no debe importarle a nadie, más que a él mismo.
Si actualmente, él se presta a acciones delictivas, como ha asegurado el comunicador Rafael Guerrero en su plataforma de YouTube, es la justicia quien debe investigar e intervenir si es necesario.
Todos tenemos un pasado.
Y en ese pasado, hay cosas buenas y cosas malas.
Nadie se escapa a esa realidad.
De hecho, muchas personas con un “pasado oscuro”, reivindicaron sus vidas y aportaron y aportan al desarrollo de la sociedad.
Los ejemplos sobran.
Ahora bien, en lo que sí podemos meter las narices y llamarle la atención a Santiago Matías, es en el lenguaje que este empleó en su plataforma digital, donde utilizó palabras impublicables, en referencia a algunas personas.
Dicha acción motivó que la obsoleta y casi inoperante Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía, lo citara para hablar del tema.
De manera, que Alofoke, ni ningún otro comunicador, tiene el derecho de hablar empleando términos tan degradantes, y tan vulgares, en un medio tan visto y escuchado como el suyo.
Eso sencillamente es inaceptable.
Ahora bien, por esta razón no le vamos a condenar moralmente, porque él puede rectificar y hacer una comunicación con altura, respetando a la sociedad misma.
No importa que sea esa misma sociedad que se agarre de las vestiduras, y lo condene moralmente.
Más allá de lo que se dice de él, Alofoke tiene su talento y tiene sus méritos.
Una cosa es que a muchos no le guste su forma de comunicar, o el contenido de sus temas, y otra cosa es el talento.
Sea lo que sea, Santiago Matías no debe volver a hacer lo que hizo.
Las palabrotas que él utilizó averguezan al más indiferente de los mortales.
Ojalá y no lo vuelva a hacer.