Opinión

¿Cómo ser un buen estratega político?

POR DANILO CRUZ PICHARDO.- Parece que en los últimos tiempos nuestro país ha estado careciendo de estrategas políticos capaces, porque los candidatos han utilizado los servicios de extranjeros, en su mayoría hombres que superan los 50 años de edad y que han diseñado campañas a líderes de diferentes países de la región, inclusive de Europa. Son una especie de genios, los cuales combinan conocimientos en publicidad, mercadeo, sicología e historia universal. Saben lo que vende y lo que no vende. Algunos son marrulleros también.

Sin embargo, su asesoría descansa en las características particulares de cada país, en términos político y cultural. Independientemente de las condiciones de un candidato, República Dominicana tiene la peculiaridad de que su electorado está distribuido en organizaciones en más de un 90%.

Durante décadas el mercado se repartió entre el PRD, el PRSC y el PLD, que tuvieron tres de los líderes más sobresalientes del siglo 20. Aunque el PRD y el PRSC están reducidos, no significa un abandono al seguimiento de entidades, pues surgieron desprendimientos como el PRM y la Fuerza del Pueblo, que ocupan el primer y el segundo lugar.

Es una situación que contrasta con la mayoría de países de América Latina, donde emergen figuras carismáticas, al margen de las organizaciones conocidas, crean un movimiento nuevo y compiten con posibilidades de triunfo en los eventos electorales. De esa manera han surgido muchos presidentes en todo el continente. Nuestro electorado, en cambio, continúa fiel a líderes proyectados y representantes de siglas conocidas.

Juan Bosch.

Bosch

Después que Juan Bosch, con apenas un año y pico en el país, ganó con cerca de un 60% los comicios del 20 de diciembre de 1962, esa experiencia no se ha vuelto a repetir. Pero se trató de un momento donde la democracia iniciaba de cero. Y el entonces líder del PRD exhibió derroche de conocimiento, sus didácticas y persuasivascharlas radiofónicas y un carisma superior.

Por encima de esas cualidades, Bosch empleó el lema de campaña del “borrón y cuenta nueva”, sumándose a millares de votos del trujillismo, que percibían a Viriato Fiallo como su enemigo, pese a que ideológicamente el candidato de la Unión Cívica Nacional estaba mucho más cerca.

Peña Gómez

José Francisco Peña Gómez.

Otro líder político que demostró estar fuera de serie es el doctor Peña Gómez. Y no por su oratoria y carisma, sino por su capacidad como estratega. En los doce años de Balaguer se observaba como un imposible desalojar de palacio al caudillo reformista por la vía electoral. Peña tuvo la idea de inscribir al PRD en la Internacional Socialista, establecer relaciones políticas con líderes de influencia mundial y el presidente dominicano se vio acorralado al momento de intentar permanecer en el poder por encima de la voluntad popular expresada el 16 de mayo de 1978.

Algo más: al pasar las elecciones de 1986, Jacobo Majluta pensaba que era el líder del PRD, pues venía de ser el candidato que alcanzó un empate técnico con Balaguer. La popularidad de Peña Gómez había menguado, al cargar con el gobierno de Jorge Blanco, sus problemas económicos y la poblada de abril de 1984. Pero Peña se propuso quitarle la mayoría de los dirigentes importantes al antiguo presidente de la República, vicepresidente y senador.

Los visitó a su casa uno por uno. Conquistó a la mayoría, porque fue un gesto de humildad y, a su vez, de distinción para sus adversarios internos, los cuales quedaron sorprendidos. Ahí estuvo el secreto de los resultados electorales de 1990: Peña 23.45, Jacobo 7%. Con esos resultados, todos los perredeístas que votaron por el PLD en el 90 volvieron a su antigua casa y ya todos saben lo ocurrido en 1994.

Balaguer

La vuelta al poder de Balaguer en 1986 no deja de ser otro hecho transcendente en materia de estrategia política, porque con el terror político que hubo en los 12 años muchos creyeron que ese hombre estaba sepultado, pero en esa campaña electoral supo rodearse de jóvenes. Esos jóvenes todas las noches copaban el malecón de Santo Domingo. Donde hay jóvenes se suman más jóvenes, porque son multiplicadores. No es que el candidato renunció a sus antiguos colaboradores, simplemente los echó a un lado y la idea dio resultado.

Uno de los errores que cometen ciertos candidatos es que diseñan mensajes dirigidos a toda la población, cuando se ha demostrado que a las mujeres y a la juventud de hoy no les motiva la política. Estoy hablando de dos sectores mayoritarios a los que hay que saber penetrarles conforme a sus gustos. Es la razón de la necesidaddel uso adecuado de las redes sociales, las que no estaban décadas atrás, aunque de todas las campañas pasadas se cogen y se dejan cosas. Inclusive se aprende mucho de los viejos errores.

Una de las claves del discurso político descansa en respuestas eficaces a las inquietudes y problemas de la población. Hoy día, por ejemplo, hay que tener una respuesta que guste sobre el tema haitiano, que ha desplazado de los primeros lugares a aspectos prioritarios como la inseguridad ciudadana y el costo de los productos de la canasta familiar. La corrupción pública ha caído a un cuarto lugar. La gente lo que dice: “Todos roban”, lo importante es que hagan algo.” ¡Fíjense lo mal que andamos!

Otra cosa: el discurso hacia las diferentes clases sociales tiene que segmentarse. Se sabe que los empresarios lo que buscan es futuras ventajas, la clase media mejoría y la baja no quiere que se le hable mucho, sino soluciones inmediatas. A ese inmediatismo, en un país de baja escolaridad y pobre conciencia, le han inventado la repartición de prebendas: dinero, materiales de construcción, recetas médicas, ron, pica pollo.

No es que República Dominicana carece de estrategas. Los hay. Lo que pasa es que en la actualidad para ser estratega hay que dominar muchas áreas del conocimiento y lo ideal sería formar equipo de estrategia, donde haya profesionales en múltiples campos. Hay jóvenes, por ejemplo, que tienen maestría en estrategia política, pero ¿y la experiencia? Simplemente tienen conocimientos teóricos, que son importantes, pero en ocasiones no han participado en una sola campaña electoral.

Si una persona ha trabajado en diez campañas electorales, estamos hablando de 40 años de experiencia. Solo habría que escoger todo lo positivo de cada una y reciclar aspectos nacionales con otros extranjeros que serían adaptables a nuestra realidad. Y hacer encuestas regulares como herramienta de trabajo, para actuar en función de resultados y corregir y variar lo que sea necesario.

Joaquín Balaguer.

Un estratega tiene necesariamente que ser una persona bien informada y no informarse con lo que dicen los medios, que casi no dicen nada. Informarse con investigaciones diversas, algunos inclusive son marrulleros y se valen de métodos que no son lícitos y ahí no se debía llegar.

Para dejar de importar estrategas políticos cada cuatro años, los partidos tendrían que mandar a estudiar al exterior a algunos de sus jóvenes y enviarlos a supervisar procesos eleccionarios regionales.

Con el paso de los años ahí tienen los expertos, los que van a dirigir y dar las ideas que conduzcan al triunfo electoral. Sin embargo, lo que se hace es cerrar las escuelas de formación política, los círculos de estudios, se abandonan las doctrinas y las ideologías.

Redacción

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