A estas alturas sabes que debes hidratarte correctamente día a día para que tu cuerpo cumpla con todas sus funciones de manera normal. Por eso, si bien hay cantidades recomendadas, la cantidad exacta depende de cada persona y sus necesidades.
Para una persona sana, tener sed es una guía adecuada. Sin embargo, lo ideal es programar momentos para ingerir agua, lo mismo que deberían hacer los deportistas, la mayoría de las personas enfermas, los bebés y los ancianos.
Si se consume agua en forma desmedida, pueden aparecer cefaleas, náuseas, vómitos y calambres musculares.
¿Cómo saber si estás bebiendo suficiente agua? Puedes probar la turgencia cutánea: te debes pellizcar el dorso de la mano y observar la reacción de la piel. Si vuelve rápidamente a la normalidad, significa que los niveles de hidratación están bien. Si no, debes beber más líquido, evitando las bebidas con altos contenidos de azúcar o sodio.
