Opinión

¡Defender la vida!

POR NARCISO ISA CONDE.- El Gobierno montó un operativo policial-militar en favor de la vida y su preservación, con motivo de Navidad y Año Nuevo. Esto se relaciona con las oleadas de delincuencia que siempre se expresan -y cada vez más- en estas fiestas.

Sin embargo, la vida individual y colectiva es algo de largo aliento, relacionada con una gestación adecuada y bien atendida, con la reducción al mínimo de la mortalidad materno-infantil, con una alimentación sana (libre de tóxico); con la prevención de las enfermedades, el derecho a la salud y la superación de un sistema que ha convertido los servicios de salud en negocios sumamente lucrativos.

La defensa de la vida y la calidad de la existencia humana están indisolublemente combinadas con la convivencia pacífica y respetuosa entre los seres que integran las sociedades; con la erradicación de un sistema de dominación basado en diversas formas de violencia física y psicológicas, y con la calidad del derecho a vivir sin sufrir.

La vida prolongada y segura no es compatible con escasez de agua, minería destructiva, contaminación de ríos y cañadas, y destrucción de áreas protegidas; exige superación de hacinamientos, contaminaciones, casuchas miserables ubicadas en zonas de alto riesgo, del caos urbano y la ignorancia.

Tampoco es alcanzable mientras perduran la explotación, el racismo, el machismo, la violencia de género, la violencia policial, desigualdades agobiantes, la criminalización del aborto terapéutico, la xenofobia, el odio clasista y otras formas de opresión-

La violencia en esta sociedad y en el sistema mundial en que ella está inserta, no es una cuestión momentánea o coyuntural, no es un asunto exclusivamente de lo que pueda acontecer en el frenesí de una fiesta, un fin de semana unas vacaciones, una navidad, un año nuevo o una semana santa “bonchera”.

La violencia impune que afecta la vida de esta sociedad, permanece, se reproduce y prolifera en el marco de un Estado delincuente, del auge de la narcoeconomía y la estrategia neoliberal empobrecedora que azotan esta isla.

De los medios escritos, radiales, televisivos, digitales… de las denominadas redes sociales emana permanentemente y predominantemente demasiada violencia.

En las coyunturas festivas la violencia puede tornarse más aguda, o puede ser una mejor oportunidad para el despliegue de la delincuencia acumulada, pero el fenómeno se hace permanente cuando no se descubren sus causas ni sus raíces permanentes, y no se les ataca eficazmente para superarlas.

¡De cara al nuevo año es válido reflexionar sobre la necesidad de transformar este mundo y esta sociedad!

Redacción

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