
SAN FRANCISCO DE MACORIS.- Ni el rechazo inicial ni sus años como limpiabotas y obrero de la construcción pudieron torcer la ruta de Luis Nelson Ferreiras (30 de agosto de 1977) a convertirse en una leyenda del baloncesto en San Francisco de Macorís a pesar de que, una alegría por su éxito le arrebató a su padre.
A pesar de su humildad y escasa instrucción formal, Luis Nelson es un genio en el tabloncillo. Y a los 48 años acaba de ganar, por vez número 12, el torneo superior de su provincia en la cual es considerado el mejor de todos los tiempos.
“Para mí ha sido el mejor jugador del torneo de San Francisco de Macorís, sin lugar a dudas” dijo el entrenador David Díaz, quien ha sido su amigo, compañero, rival y hasta coach.
Pero a pesar de su rutilante carrera en el deporte del aro y el balón en la provincia Duarte, su primera experiencia con esa disciplina fue un trago amargo.
“Tú no das para el básquet, vuelve a tirar mezcla”, fue la fría sentencia que un entrenador del club San Vicente lanzó al mozalbete demostrando una visión del tamaño de una hormiga.
Mas la vida le tenía preparado su destino. Sacado literalmente de una traba de gallos y sin nunca haber picado una pelota de básquetbol, fue a los 17 años cuando Martín José García lo acogió y le prometió enseñarle a jugar.
“Es inteligentísimo. Siempre se coloca donde está solo. Esperaba que Richard Ortega o creo creáramos la situación y entraba en el momento preciso”, describe el entrenador Díaz con quien compartió en la selección de la Zona Norte que se proclamó campeón de los Juegos Nacionales de Mao en 1997.
En ese mismo equipo estaban jóvenes tan talentosos como Amaury Filión y Charlie Rodríguez (Santiago), Marlon Martínez (Puerto Plata), entre otros que dominaron en esa ocasión a la siempre favorita escuadra del Distrito Nacional.
Ferreiras comenzaba como suplente, pero cuando entraba a la acción no había forma de sacarlo. Ya había iniciado su transición de “tirar mezcla” a lanzar balones dentro de un aro.
“Tiene un don, un instinto para tomar los rebotes, todavía a la edad que tiene y sin saltar promedia 13 rebotes. Posee una gran inteligencia que no sé cómo desarrolló a pesar de no manejar el vocabulario del juego”, añade Díaz. Y es que Ferreiras también cambió el limpiar zapatos por el limpiar tableros de baloncesto.
Su prueba más dura la enfrentó en el 2001 cuando anotó 44 puntos para dar el título al club Juan Pablo Duarte, el primero de 12 que ha ganado en San Francisco de Macorís, cuando en medio de la celebración se enteró que su padre José Tomás Ferreiras había fallecido debido a un ataque cardíaco, presa de la emoción que le había provocado la actuación de su vástago.
En el punto más alto de su carrera, Ferreiras pudo comprar automóvil, era dueño de siete motocicletas y hasta de una pistola para su protección personal. Claro todo eso luego de reconstruir la casa de su madre.
Tuvo que salir del Juan Pablo Duarte –con el que ganó en 2001, 2002, 2005 y 2006- debido a “diferencias económicas” y llegó al Máximo Gómez al que ha ayudado a salir con los títulos de 2008, 2009, 2010, 2012, 2017, 2019, 2023, 2024 y 2025.
Recuerda que en un momento recibía un bono de 100 dólares por cada partido que llegaba a los 30 puntos. Atribuye su durabilidad a la genética, misma que ha transmitido a su hijo, Luismal Ferreiras, uno de los más dominantes y efectivos jugadores de la actualidad.
ALEX RODRIGUEZ






