El primero que no quisiera un triunfo de Abel es Danilo
POR LUIS ENCARNACION PIMENTEL.- Con Luis y Leonel disputándose el primer lugar a un año de las próximas elecciones, Abel Martínez y el PLD tienen poca -o ninguna- posibilidad de triunfo y de tomar las riendas del poder político en el 2024.
La marcha reciente de “la esperanza morada” sin dudas fue buen acto, pero nunca para que simpatizantes y estrategas de ese proyecto se pierdan en lo claro y crean, primero, que el evento superó al anterior de “la esperanza verde”, patrocinado por la Fuerza del Pueblo, y que con la concurrencia lograda en la ocasión enviaban una señal de que pudieran rebasar el tercer lugar, donde están, y hasta ganar los comicios.
Política es realidad, no sueños ni aspavientos. Escogido en circunstancias muy especiales y con el disgusto no disimulado de varias figuras de la cúpula de la organización, que se consideraban con mayor rango y méritos para encabezar la candidatura, Martínez no tiene garantías de que el respaldo proveniente de la alta dirección del PLD sea del todo cerrado y sincero.
Tan solo por haber sido apuntalado en su momento por el doctor Fernández y considerado “pro-Leonel” hasta el pasado proceso electoral, en el que la Fuerza del Pueblo no llevó candidato a síndico en Santiago para que él repitiera, los principales o potenciales enemigos de Abel Martínez están en el PLD, no en otros litorales de la oposición o del gobierno.
Más claro, el primero que no quisiera un triunfo de Abel es Danilo, para evitar ser desplazado de la primacía y de la presidencia del PLD, al que necesita como cuota de poder en sus manos, y hasta como sombrilla o “refugio político”, para librarse de alguna invitación que pensaran hacerle a visitar los tribunales.
El futuro del candidato morado dependería de lo asertivo que sea en la carta que juegue con miras al proceso del 2024. Primero, si asiste al proceso sin “amarres” particulares o sin “paracaídas”, pudiera resultarle traumático y quemar ahí mismo las naves en política. Sencillo: en el caso del PLD, no hay registro de un partido que salga del poder con amplio rechazo del pueblo y con varios ministros y el propio candidato presidencial en el último proceso con cargos graves en la justicia, se pueda recuperar y alcanzar el poder en cuatro años. Eso ni soñarlo.
Con Abel, no alcanzado el triunfo en las urnas, terminaría como los que aspiraron en la contienda anterior, y que el cabeza del partido morado exhortó a “lanzarse”, para elegir al que mejor “marcara”: Reinaldo, Margarita, Amarante, Domínguez Brito, entre otros, y que, tras sacar de la manga a Gonzalo Castillo, todos fueron grandes utilizados.
Gonzalo, con todo y haber sido el candidato anterior, ¿en qué incide y qué decide en la actualidad? La misma suerte le espera a Abel, porque Medina -una traba para el crecimiento y renovación del PLD- no va a soltar las riendas y pasar a ser una especie de jarro chino, al que no se le encuentra sitio. En fin, Abel, joven y que puede esperar, juega su primera carta. Leonel en cambio, con viento a favor y ganando nuevos apoyos, juega la que sería su última carta.
Tengo la creencia de que al doctor Fernández solo le interesaría volver al poder por un solo período, para reivindicarse, corregir errores, reafirmar la agenda de desarrollo del país a largo plazo y retirarse por puerta ancha a la historia.
De ahí que, entre la primera carta de Abel y la última de Leonel, el primero tendría la oportunidad de jugársela, y concertar una alianza con el segundo -él, no de partido a partido- e ir como Vice de Fernández, con el compromiso firme de este apoyarlo y hacerlo presidente en el 2028, como hizo a Danilo en el 2012. ¿Romántico? No, práctico y la vía o carta segura de Abel ser lo que quiere ser, presidente. Lo demás es pajaritos en el aire).