Opinión

En espera de respuesta (¿)

POR LUIS ENCARNACION PIMENTEL.- En su momento, el hombre afable y político pragmático que caracterizaba al licenciado Jacobo Majluta, que sustentaba aplicar la “teoría de la eficiencia” desde el Estado, llegó a plantear que aquí no había que teorizar ni inventar mucho, porque ya todo estaba estudiado y que el problema era que el resultado de cada indagación generalmente terminaba en una gaveta.

Hace poco vimos las sugerencias de ciudadanos y el empeño de legisladores porque el zarandeado y finalmente aprobado Código Penal incluyera, como ocurrió, la acumulación y el endurecimiento de las penas para los culpables de diversos delitos o hechos graves.

Pero el papel aguanta todo y, en la práctica, la norma dicta una cosa mientras la realidad dice otra. ¿Para qué penas más duras o años como longaniza a culpables, si con lo que había e imponía en los tribunales en innúmeras ocasiones no se cumplía? Peor aún, si como parte esa lógica, cuando a muchos de los que por evidencias y pruebas reales el ministerio público y el colectivo social esperan que los jueces le apliquen penas severas o ejemplarizadoras, estos, por las razones que fueren, se inclinan por imponer las más blandas o cuando no por el envío puro y simple de gran parte de los amputados a sus casas (¿).

Ante escándalos a la vista de muchos, un presidente en ejercicio respondió a la prensa que le inquiría…. ¿Pero cuál corrupción? Y cuando al término de su gobierno hermanos, otros parientes y medio gabinete fueron apresados dijo que había una “persecución política”. Grandes aparatajes detrás de figuras de renombre, casos complejos e inmanejables para los jueces debido a los grandes cargamentos de expedientes presentados por fiscales y procuradores encargados de perseguir lo mal hecho.

Una gran pausa y prolongada espera. Con trastorno del sueño, parecía llegarse al principio del final. La jueza titular habla de grandes hallazgos, de faltas a la institucionalidad y a la sociedad. Y otra de: “un desastre”, de “anomalías asombrosas” y de “un desorden” con el manejo del combustible en la Policía, pero que independientemente de eso, dificultaba probar estaba contra el Estado. Se oye, pero no se entiende.

Tras empeños y esfuerzos, para muchos, la montaña paria un ratón (¿). En eso, un coronel (a ser oído y protegido) dice a instancias altas que hay “tufo” en dos agencias oficiales de seguridad y el silencio y el misterio es la respuesta. ¿Y entonces?

Redacción

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