POR VINICIO CASTILLO SEMAN.- El presidente Luis Abinader puso término al denominado “Peaje Sombra”, anunciando esta semana que para ello ha llegado a un acuerdo amigable con la compañía titular de la concesión de carretera de Samaná, con lo cual el Estado se ahorrará en el tiempo 1,500 millones de pesos, en los años que le restarían al contrato.
Sin dudas ha sido una decisión inteligente del Presidente desechar el camino de la litis en arbitraje, procedimiento muy costoso y donde tendríamos todas las de perder.
La raíz del problema surge de una mala negociación que permitió ganancias excesivas en la rentabilidad del concesionario al través del tiempo.
El Estado dominicano en el año 2001 no tenía el dinero para hacer con recursos propios esa vital obra, que sin dudas ha revolucionado el desarrollo turístico de la zona de Samaná y Las Terrenas.
Por ello se adoptó la estrategia de construir dicha importante obra bajo la modalidad de concesión privada, a través del cobro de peaje, modelo que ha operado con éxito en otras partes del mundo.
Es importante que se tenga claro que el inversor privado, sea bajo la modalidad de concesión, o de alianza público privada, siempre querrá amarrar contractualmente su rentabilidad en el tiempo.
Que a mi juicio, en este caso y en casos similares, no debe exceder el 10 % anual de sus inversiones, tanto las originales como las de mantenimiento de la vía.
Para el debate que se ha suscitado, es importante tener la cifra exacta de cuánto invirtió el concesionario extranjero en la obra y en su mantenimiento. Todo luce que sus ganancias han sido desproporcionadas y eso es lo que ha irritado al pueblo dominicano.
Creo es un error politizar el caso. El Presidente hizo lo correcto y corrigió en parte la distorsión económica del contrato en el tiempo le faltaba.
Si hubo corrupción o no en las condiciones pactadas, es otro tema que compete al que tenga evidencia de eso y debe llevar las pruebas al MP.
Finalmente, creo que la reducción del 20 % en peaje es importante; pero el Estado debe asegurar el mantenimiento de esa importante vía.
Debe evitarse a toda costa su arrabalización, como a lo largo del tiempo ha ocurrido en otras carreteras
Lo ocurrido con carretera de Samaná debe servir de espejo para las negociaciones de alianzas públicas privadas en obras públicas.
La razonabilidad y la prudencia a la hora de pactar las condiciones, son fundamentales para evitar cuestionamientos de la opinión pública.
El presidente Abinader sigue enviando señales positivas de que quiere las cosas cambien para bien.
Y eso, independientemente de donde estemos partidariamente, hay que apoyarlo.
Por el bien de nuestro país.
