Opinión

Gobierno de concentración

POR DANILO CRUZ PICHARDO.- El doctor Salvador Jorge Blanco, presidente constitucional período 1982-1986, heredó un déficit en la balanza comercial. Lo recibido por la venta de azúcar, café y cacao, al mercado exterior, estuvo muy por debajo al costo de la importación de petróleo, lo que contribuyó a la desvalorización del peso dominicano y al alza de bienes y servicios.

Hay gente que habla de la bonanza del gobierno de 43 días de Jacobo Majluta. Es cierto que se vendieron los alimentos muy baratos a través del Inespre, pero a precios inclusive por debajo del costo de producción, lo que le dejaba un problema al presidente que se juramentaría en los días siguientes, que adicionalmente encontró varias empresas de Corde operando con déficit.

Para esa época la economía no estaba tan diversificada y los ingresos por concepto de turismo, zonas francas y remesas eran insignificantes. Desde la primera industria de zona franca, en 1969, propiedad de la desaparecida Gulf and Western en La Romana, ese sector tuvo un desarrollo lento.

El turismo carecía de instalaciones atractivas y las remesas eran un componente limitado, pues el grueso de los dominicanos en Estados Unidos trabajaba en factorías y la presencia no era tan numerosa como hoy. Tampoco se contaba con una industria de la construcción tan dinámica como la que ha tenido nuestro país desde hace un par de décadas. Jorge Blanco fue un jefe de Estado bien intencionado, donde se equivocó fue en los métodos usados, pues casi todas sus medidas se dirigían a la austeridad.

Trató de reducir en extremo los gastos, para supuestamente corregir distorsiones. Es demasiado sacrificio para una población rebajar inclusive los sueldos de los servidores públicos, en un afán de superar déficit fiscal reduciendo el gasto y llevarlo al nivel de los ingresos, por lo que faltó creatividad en la generación de recursos. Lo único aprobado fue el ITBIS, el cual provocó disgusto en el empresariado, a pesar de que era el consumidor que terminaba pagándolo.

El poder adquisitivo cada vez era menor, situación que se agravó con el paquete de medidas inflacionarias impuestas por el Fondo Monetario Internacional, causante de disturbios durante los días 23, 24 y 25 de abril de 1984, donde hubo grandes pérdidas materiales, pero sobre todo de vidas humanas. Aparte de la crisis económica, Jorge Blanco tuvo que lidiar con una fuerte crisis política, con una oposición feroz, encabezada por líderes como Joaquín Balaguer, Juan Bosch y Marino Vinicio Castillo. Internamente, además, Jacobo Majluta estuvo distanciado del Gobierno.

El punto más luminoso que tuvo la administración de Jorge Blanco fue el servicio eléctrico, el cual se caracterizó por la estabilidad, los apagones fueron escasos. Se logró fijar la tasa de cambio a 2.75, después de haber registrado alza de 3 por uno durante cierto período.

El tiempo avanzó, llegaron las elecciones de 1986 y de los errores de Jorge Blanco el mayor consistió en facilitar el ascenso al poder de Joaquín Balaguer. Un error de cálculo que arruinó su carrera, por la persecución política de que fue objeto. Todavía hay dominicanos que creen que Jorge Blanco fue un ladrón, pese a que no se le probó nada ni tampoco dejó fortuna económica.

Redacción

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