Gran show como los ricachones
POR NARCISO ISA CONDE.- El gobierno de los multimillonarios celebró su primer año de vida bajo el interés mercadológico reeleccionista de duplicar su “vida institucional”; y lo hizo, como festejan los ricachones sus bautizos, cumpleaños y bodas: espectacularmente, teatralmente y con un gran derroche de dinero, luces y banalidades. Solo faltaron las buenas bebidas y un bizcocho millonario.
Un show mediático de alto costo, sin importarle el entorno nacional, regional, mundial e isleño, ahora con fuertes tintes de tragedia a consecuencia de la crisis civilizatoria provocada por el decadente y destructivo sistema capitalista internacional y su neoliberalismo endurecido; realidad desnudada y profundizada por la COVID 19, que todavía no cesa de azotar la humanidad y ser manipulada en grande a favor de 50 billonarios del mundo y 10 multimillonarios dominicanos.
La familia real -impecablemente vestida- descendió las escalinatas del Palacio alfombradas de rojo. Rodeada de banderas y conjunto coral, se colocó frente a un público elegido para ser parte de un show político en el que solo tenía opción de aplaudir y frente a un profuso despliegue de luces rojiblancas y azules, que cambiaron la pintura del Palacio Nacional tiñéndose de los colores patrios; a pesar de ser sede de un gobierno que auspicia la recolonización del país y la privatización de su patrimonio nacional y sirve a agresiones gringas contra los países soberanos de la región y del mundo. Todo un montaje: discurso, gestos, movimientos y poses artificiales.
Da vergüenza ajena observar hasta donde llega la auto-alucinación y el esfuerzo por alienar, cuando se insiste en gobernar a base de mucho teatro y bajo el mando de un cogollo capitalista voraz, empecinado además en sustituir la verdad por mentiras y medias verdades; en convertir anuncios repetidos e incumplidos en realizaciones, exagerar acontecimientos, atribuirse conquistas de factura ajena, y en reemplazar la realidad por imágenes y la verdad por elucubraciones propias de la mercadología postmoderna.
No sé quien o quienes -sí De Vengoechea u otro de los costosos asesores de imágenes que nos desgobiernan- aconsejaron a Abinader montar un espectáculo en el que la auto-alucinación resulta demasiado evidente; que como todo lo virtual, con poca base real, termina desvaneciéndose.
Sí sé que muchos préstamos no tienen que ver con las vidas amenazadas por la COVID y sí con APPS y otros proyectos de alto interés para el gran capital privado; y que las 12 “reformas” anunciadas, ni están definidas en su contenido, ni tienen la posibilidad de no ser contra-reformas o simples maquillajes de este engendro político-institucional y su Constitución del 2010.