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Horas finales del Jet Set fueron un desastre anunciado

El Ministerio Público señala que advertencias y señales de peligro fueron desatendidas por los administradores

SANTO DOMINGO.- En los últimos y fatídicos minutos antes del colapso del techo del Jet Set Club, el caos inminente ya se manifestaba, y las alarmas, una vez más, fueron ignoradas, poniendo fin, no solo a una noche de entretenimiento, sino a la vida de 235 personas, mientras más de 180 resultaron heridas.

El Ministerio Público, encabezado por Wilson Camacho y Rosalba Ramos, ha detallado en el expediente acusatorio contra Antonio Espaillat, propietario del centro nocturno, y su hermana Maribel, cómo una súplica del personal para suspender la fiesta amenizada por Rubby Pérez no logró evitar la inminente tragedia en el lugar.

A pesar de las advertencias previas sobre la inestabilidad del techo, la fiesta en el Jet Set Club con Rubby Pérez continuaba. Según la Fiscalía, aproximadamente a las 11:40 p.m. del lunes 7 de abril, “uno de los plafones del falso techo cayó encima del señor Remberto José Durán Cabrera”. Este cliente habitual resultó herido, pero, según el expediente, “rechazó ser llevado a recibir atenciones médicas y prefirió continuar en el lugar.”

Tras el incidente, Gregorio Adames Arias, un empleado de confianza y pieza clave de la discoteca, actuó de inmediato. Se dirigió con urgencia a Maribel Espaillat, quien esa noche estaba a cargo de las operaciones del club debido a la ausencia de Antonio Espaillat del país.

En su declaración ante el Ministerio Público, Adames Arias aseguró haber “expresado que se debía suspender la fiesta”. Según el expediente, esta afirmación no constituyó una simple sugerencia, sino una advertencia clara basada en su conocimiento previo de las deficiencias estructurales del techo y los incidentes recientes.

No obstante, según el documento acusatorio, Maribel Espaillat dio una respuesta contundente con resultados trágicos para los allí presentes. La acusada declaró que la petición era inviable porque solo Antonio Espaillat López, quien estaba fuera del país, podía autorizarla.

El Ministerio Público recalca que, a pesar de esta clara y presencial señal de peligro y la petición explícita de detener la fiesta, “la actividad continuó su curso hasta el momento del desplome del techo”. Menos de una hora después de esta interacción, a las 12:44 a.m. , la estructura del Jet Set Club cedió por completo.

La Fiscalía sostiene que la decisión de Maribel Espaillat de no suspender la fiesta, aun con el incidente del plafón y las advertencias previas, es una muestra de la “inmensa irresponsabilidad y negligencia” de la gerencia, que, según el expediente, puso las ganancias por delante de la seguridad de cientos de personas.

Consecuencia fatal

El expediente detalla que, alrededor de las 02:33 p.m. de ese día, Gregorio Adames Arias, empleado de confianza del club, envió un mensaje urgente a su jefe, Antonio Espaillat López.

Los mensajes, que ahora forman parte de la evidencia judicial, revelan la gravedad de la situación: “Don Antonio, hay un tema importante que hay que revisar en discoteca. Los plafones que se están rompiendo es que le está cayendo pedazo del techo y es peligroso eso. Es bueno desde que haya el chance revisar el techo completo.”

Cadena de advertencias

El expediente indica que apenas minutos después, a las 02:44 p.m., Manuel Jiménez Mateo, el encargado de mantenimiento que también trabajaba en el Jet Set, reforzó la advertencia en su comunicación con Antonio Espaillat López.

Le informó que, aunque se estaban cambiando algunos plafones rotos, Adames Arias seguía insistiendo en la caída de “piedras del techo” y que ya se había contactado a una empresa para un “levantamiento de la estructura completa,” programada para el miércoles o jueves siguiente. La respuesta de Antonio Espaillat López, según el expediente, fue un simple: “De acuerdo con ambas cosas.”

La acusación del Ministerio Público contra Antonio Espaillat López destaca una “inmensa irresponsabilidad y negligencia”. A pesar de las comunicaciones urgentes que alertaban sobre una “grave falla estructural” y el riesgo inminente de caída de “pedazos del techo”, no se ordenó suspender la fiesta programada para esa noche. La Fiscalía afa que se ignoraron las posibles consecuencias para el público, el personal y los artistas.

El Ministerio Público acusa a Antonio Espaillat López de “inmensa irresponsabilidad y negligencia” por no suspender una fiesta a pesar de las alertas urgentes sobre una “grave falla estructural” y el riesgo inminente de caída de “pedazos del techo”. Enfatiza que se ignoraron las posibles consecuencias para el público, el personal y los artistas.

El expediente detalla un deterioro del techo desde agosto de 2024, con filtraciones y caída de plafones que fueron “subsanados de manera informal” con métodos inadecuados. Antonio y Maribel Espaillat estaban al tanto de esta situación. El 5 de abril de 2025, durante un evento, la caída de escombros solo se atendió con limpieza y reubicación de personas.

GENRRIS AGRAMONTE

Redacción

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