Opinión

La rabieta de los senadores

POR FRANKLIN BAEZ BRUGAL.- Un grupo de «honorables» legisladores desde hace un tiempo viene mostrando una molestia creciente, que han hecho pública de diversas maneras.

Esto se inició con la publicación en Diario Libre del listado de las importaciones de vehículos de super lujo realizadas por senadores, amparados en las exoneraciones de impuestos que ellos mismos se otorgaron, en el cual aparecen costosísimas marcas que luego eran vendidas a terceros,  lucrándose estos señores con el privilegio que tienen, que les permite repetir esa operación durante su período legislativo,  pues les da derecho a dos exoneraciones durante el mismo.

Aunque este privilegio era conocido, los detalles dados a conocer indignaron a la opinión pública, por lo que se escucharon críticas muy duras contra esta práctica y sus beneficiarios, quienes ni cortos ni perezosos la emprendieron contra empresarios y periodistas.

Luego, las revelaciones sobre la utilización de los recursos que reciben los senadores del cuestionado fondo denominado el «barrilito» le puso la tapa al pomo, ya que se evidenció el mal uso que sus «Señorías» le dan a ese dinero, el cual muchas veces es utilizado en su provecho personal y para solventar gastos que nada tienen que ver con ayudas sociales.

Estas informaciones dadas  en el programa televisivo El Informe de Alicia Ortega, encendieron las redes sociales y las críticas llovieron.

En su defensa los  legisladores han hecho argumentaciones penosas que no vale la pena repetir, pero el Presidente de la Cámara de Diputados dijo algo que es necesario aclarar: que «los legisladores no podían vivir en la indigencia».

Este señor parece que no sabe que sólo el 11 por ciento de los asalariados recibe un sueldo de 50 mil pesos, siendo los ingresos y demás beneficios de los diputados varias veces superior a esa suma, por lo que no pueden de ninguna manera clasificarse como indigentes a quienes reciben ingresos considerados entre los más altos del sector público.  Otro privilegio.

En una rabieta más propia de niños a quienes les quitan un juguete que de congresistas, un grupo de senadores apandillados para defender lo que consideran sus intereses y en una actuación que indica su total desconocimiento del país y sus realidades así como de su economía y necesidades, confundieron incentivos con privilegios y se inventaron un proyecto de ley que elimina exoneraciones de impuestos de manera indiscriminada sin medir las consecuencias de sus acciones.

No es lo mismo dejar sin efecto las exoneraciones que los «honorables» reciben,  que sólo perjudican a sus bolsillos, que quitar de golpe y porrazo la totalidad de los beneficios bajo los cuales operan importantes sectores de la economía, que generan cientos de miles de empleos y muchos ingresos para la Nación.

Creo que esta actuación retrata de cuerpo entero a estos señores, quienes colocan primero sus necesidades y ambiciones y después las del resto del país. Me parece que sus electores se equivocaron al elegirlos.

Opino que este país necesita muchas transformaciones, unas de tipo moral y otras materiales. Entre estas últimas, una reforma a la Constitución que tenga entre sus deberes disponer  que tengamos un Congreso unicameral , con menos y mejores integrantes y disposiciones que le impidan  legislar para favorecerse.

Ese sería un gran paso de avance que toda la ciudadanía agradecería.

Redacción

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