Opinión

Marileidy Paulino: orgullo de la juventud mundial 

POR NARCISO ISA CONCE.-

1.-Triunfó como atleta.

Venció, con gabela, elegancia y modestia a todos sus contrincantes en los 400 metros planos de los Juegos Olímpicos de París.

En estas olimpiadas se consagró como la más destacada atleta del campo y pista del mundo y rompió el récord de todas las olimpiadas.

2.-Venció la opresión clasista en el país más desigual de Nuestra América.

Triunfó contra el empobrecimiento, la miseria y las privaciones; a pesar de las elites enriquecidas y empobrecedoras.

Cuando cuenta su vida, resalta esta verdad: ella se sobrepuso a las penurias familiares y propias, desplegando vergüenza y dignidad contra dinero, y eso expone con suavidad y sin resentimientos.

3.-Marileidy le ganó la carrera al agobiante e implacable poder del machismo.

Venció en la esfera individual al poderoso patriarcado. Supo imponer su valor y dignidad como mujer.

4.-Triunfó sobre la crueldad del racismo, contra sus abusos y sus trampas, contra sus obstáculos y bloqueos, contra sus atroces discriminaciones.

En sus metas personales y familiares venció la opresión basada en la supremacía blanca y demostró que el color de su piel no la hace inferior a nadie.

Y lo logró en un periodo en el que el racismo ha multiplicado los sufrimientos de muchas Marileidy; cobijado bajo la sombrilla anti-haitiana y el paragua de la falsificación de nuestra historia como isla colonizada y neo colonizada,

5.-Marileidy Paulino no solo venció como mujer dominicana pobre, negra y muy parecida a nuestras compatriotas descendientes de padre y madres haitianas, sino que triunfó como parte de la humanidad oprimida, excluida, discriminada.

Trascendió el suelo y la identidad dominicana, para ser, además de orgullo nuestro, orgullo de la juventud mundial excluida en este mundo injusto.

Marileidy Paulino

Excepcional

Marileidy es un ser humano con energías no comunes, con una voluntad y una claridad de objetivo muy especiales.

Por eso pudo demostrar que ni el color de su piel, ni la pobreza familiar, ni su condición de mujer…la hacen un ser inferior. Algo aleccionador,

Marileidy obtuvo una quíntuple victoria en un solo galardón.

Pero ella, y pocos/as como ella o parecidos a ella, pueden triunfar, en comparación con la enorme dimensión del pueblo de a pie. Quienes lo logran son excepciones, individualidades triunfadoras; unos pocos, unas pocas, entre millones y millones de descamisados y descamisadas, entre las personas que conforman la humanidad explotada y oprimida.

Enormes colectivos sociales de donde proceden las Marileidy y los Luis Pie, los Juan Soto y Vladimir Guerrero, las Reinas del Caribe y otras más…se quedan atrás y continúan drásticamente azotados/as por la opresión clasista, la cultura patriarcal, el racismo y toda suerte de explotación y exclusión.

Hay que aplaudir y felicitar todo esfuerzo de superación individual con esas características, pero siempre sin olvidar que esas extraordinarias victorias individuales o de equipos, si bien en muchos casos golpean la discriminación, no derrotan un orden mundial y nacional basado en la expansión y acumulación del capital, y en la multiplicación de las ganancias y las riquezas de unos pocos.

Esa gran meta colectiva exige de conciencia y acción colectiva, despliegue de energías y rebeldías creadoras de los pueblos oprimidos y sus sectores multi-discriminados. Exige transformar la sociedad con la conciencia y el optimismo de voluntad de que otro mundo, otro país, son posibles.

Redacción

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