SAN FRANCISCO DE MACORIS.- La cartelera musical que se presenta en las fiestas patronales de Santa Ana en San Francisco de Macorís se pudiera tomar como un reflejo de cómo se ha ido desplazando la presentación de artistas tradicionales.
Una comparación de las carteleras de los años 2017 y 2024 revela una tendencia clara: la música urbana ha desplazado a la música tradicional en estas festividades, marcando un cambio significativo en la dinámica cultural de este evento.
En 2017, la programación del ayuntamiento municipal en las fiestas patronales incluía una mezcla equilibrada de artistas que abarcaban desde la bachata y el merengue hasta la música urbana. Figuras legendarias como Luis Segura, conocido como «El Papá de la Bachata», y Pochy Familia con su famosa «Cocoband», proporcionaron un vínculo directo con la rica tradición musical del país. Estos artistas, con sus estilos inconfundibles, ofrecían un ancla de nostalgia y tradición que resonaba fuertemente con las generaciones mayores y con aquellos que buscaban celebrar las raíces culturales dominicanas.
Sin embargo, en la cartelera de 2024, observamos una transformación notable. La alineación está dominada por artistas de la nueva ola de música urbana. Nombres como La Más Doll, Honguito Wa, La Perversa y El Bullin 47 son ahora los protagonistas.
Estos artistas representan un cambio generacional y un giro claro que ha desplazado a las figuras tradicionales del merengue y la bachata a un segundo plano. En este año el bachatero francomacorisano Wellington Toribio fue el único representante en los géneros tradicionales.
Esta transformación no ha estado exenta de controversia. Mientras que muchos jóvenes celebran la inclusión de artistas urbanos que reflejan sus intereses y vivencias, hay un segmento significativo de la población que lamenta la disminución de la representación de la música tradicional.
La bachata y el merengue no solo son géneros musicales, sino también símbolos de la identidad cultural dominicana. Destacar que en el 2012, la programación de las fiestas patronales en su cartelera incluía a leyendas del merengue como Miriam Cruz y Ruby Pérez, el grupo local Concon Quemao, y figuras de la bachata como El Varón de la Bachata. Al mismo tiempo, artistas urbanos como Mozart La Para y Vakero comenzaban a ganar terreno, indicando un cambio incipiente en las preferencias del público.
El desplazamiento de estos géneros en favor de la música urbana plantea preguntas sobre la preservación de la herencia cultural y el equilibrio entre la innovación y la tradición.
La evolución de las fiestas patronales de Santa Ana hacia una programación dominada por la música urbana refleja cambios profundos, los cuales pudieran estar marcados por asuntos económicos y costos de organización o simplemente las preferencias del público van en tendencia a la música urbana.
La música urbana ha llegado para quedarse, pero la herencia cultural del país merece seguir teniendo un lugar destacado en estas importantes celebraciones.
EL JAYA
