Neney Cabrera
POR DANILO CRUZ PICHARDO.- Al director de Proyectos Estratégicos y Especiales de la Presidencia, Neney Cabrera, se le atribuye la comisión de irregularidades que involucran 155 millones de pesos, en el programa Pinta tu Barrio en Navidad, al contratar compañías supuestamente fantasmas, vinculadas entre sí, y recibir pinturas de calidad inferior a la establecida.
Sobre este caso la Dirección General de Contrataciones Públicas inició una investigación conjuntamente con la Procuraduría General de la República, al tiempo que el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Luis Henry Molina Peña, designó al juez de instrucción Justiniano Montero para la introducción del proceso.
Hay que saludar la rapidez con que actúan las autoridades judiciales en torno a un caso que originalmente fue dado a conocer en un espacio denominado de “investigación periodística”. Es saludable para el interés nacional cualquier investigación encaminada a establecer irregularidades en desmedro del erario.
Se recuerda que Neney Cabrera, un hombre de confianza de Miguel Vargas Maldonado, se sumó a la campaña de Luis Abinader tres semanas antes de los comicios del 5 de julio de 2020. El 16 de agosto de ese año fue designado en un ministerio que pocos conocían, generando sorpresa en la opinión pública tanto por las atribuciones del cargo como por los pobres méritos políticos de un hombre que le fue muy bien, que guisó con el PLD.
Sin embargo, ser blanco y empresario, tránsfugas, importados de otros litorales e inversionistas de campaña, es el perfil del grueso del funcionariado de la administración que el próximo 16 de agosto arribará a los dos años.
El pretexto que se enarboló, para hacer un gobierno de empresarios, es que los ricos tienen sus necesidades resueltas y, por consiguiente, no roban. La historia dice todo lo contrario y la situación se agrava en la presente gestión con las Alianzas Público Privadas, creada mediante la ley 47-20. Esta vez los empresarios decidieron colocarse al frente de los principales cargos estatales y ya hay patrimonios públicos que se exponen a desaparecer.
El caso de Neney Cabrera no debe sorprender a nadie. Ojalá y resulte inocente, pero despierta sospecha legítima.