ONU se niega a intervenir Haití
POR VINICIO CASTILLO SEMAN.- La última resolución del Consejo de Seguridad de ONU para resolver la grave crisis de Haití es un monumento al cinismo y la hipocresía internacional.
La ONU se negó a conocer y aprobar la intervención militar en Haití pedida por su primer ministro y, en cambio, adoptó una serie de sanciones económicas contra jefes de bandas armadas que controlan territorio haitiano.
Con la cínica decisión de ONU se sabe estas sanciones no resolverán en nada colapso de Haití; nos debe quedar muy claro cuál es el objetivo de ONU, que no es otro que arrojar la población haitiana sobre RD como la solución más práctica y económica. La fusión poblacional de RD -Haití está en curso.
La hora para el país es crucial. Si no toma medidas excepcionales para defenderse, es obvio que el colapso total de Haití provocará una oleada incontenible de masas haitianas hambrientas a nuestro territorio.
La geopolítica internacional y la confrontación de las grandes potencias ha sido un factor en el tratamiento internacional a la crisis Haití.
Rusia y China, junto a sus aliados hemisféricos Cuba y Venezuela, alentarán la denominada revolución de los machetes contra EU y al que ellos llaman Primer Ministro títere del imperio norteamericano.
Obviamente, la estrategia de China y Rusia será forzar una intervención militar unilateral de EU para evitar la toma de poder de una revolución socialista en Haití.
Esa estrategia complicará, aún más, la situación de grave tensión sobre nuestra frontera.
Es claro que ha llegado la hora cero de defender al país sin esperar que la Comunidad Internacional nos va a resolver el problema.
Le ha tocado a nuestro amigo Luis Abinader estar en la presidencia en esta gran hora de definiciones. O se está con la ONU y su perversa agenda de fusión, o se le enfrenta con gallardía y se detiene el tema plan de mudar Haití a RD. Creo de eso dependerá la reelección de Luis Abinader. El país espera. No le falle. Las consecuencias de fallarle serían catastróficas para él, desde el punto de vista político electoral, y el más importante, el histórico.