Opinión

Oportunidad de relanzar el gobierno y ofertar algunas caras nuevas 

POR LUIS ENCARNACION PIMENTEL.- Al presidente Abinader se le escapó una o pecó de ingenuo cuando, desde el inicio mismo de su segundo período de gobierno, se reunió con varios dirigentes del PRM y les comunicó temprano que al término del mandato se iría para su casa, dejando abierta la compuerta de las aspiraciones presidenciales en la organización política.

Al expresar que es “un presidente tolerante y democrático, pero que todo tiene un límite”, el gobernante advierte claramente que varios aspirantes de su partido, beneficiarios del “banderazo” que diera poco después del triunfo en las urnas, desbordaban en el proselitismo interno y que, si no de “contentos”, se habían pasado de la raya y de lo que pautan la prudencia y la propia ley electoral.

Ahora, como corderitos o compañeritos “disciplinados”, todos a una dicen que acatan (y maña fuera que sea así, faltándole al presidente tres años con el bolígrafo de los decretos a mano) la “línea” bajada por el jefe del Estado, en el sentido de cero proselitismo a destiempo entre los funcionarios del PRM o, de lo contrario, deben dejar el cargo que ocupan en el gobierno.

Pero ¿acaso no sabían los “presidenciables” del partido oficial que, con su adelanto, estaban violando el plazo que dice la ley para arrancar con la promoción de las candidaturas y que, por demás, estaban desoyendo las advertencias hechas por la JCE al respecto?

Alegar ignorancia sería no se respete. Y más especial es Paliza, el presidente del PRM, quien acoge el llamado-advertencia del presidente Abinader y le agrega, pero después de, que: “es tiempo de gobernar, no de promover candidaturas”.

Pero – ¡oh, Dios! – no vio antes de que hablara el presidente que la secretaria general de su partido y alcaldesa de Santo Domingo (donde hay muchas cosas por hacer y resolver) andaba por la frontera “chequeando” el muro (verja vulnerable), tarea que corresponde a la soldadesca del CEFROM y la supervisión y control superior al ministro de Defensa, al jefe del Ejército y, mínimo, al director de Migración, vicealmirante Lee Ballester.

Que conste que, aunque las dos aspirantes electas, vice y alcaldesa, no están al alcance de un decreto presidencial, también deben acogerse a los plazos que establece la ley electoral y les indica la prudencia.

Para muchos – y me incluyo –, el presidente Abinader el día que “abrió la compuerta” de las aspiraciones debió pedir que levantaran la mano los que preferían ir a una posición en el gabinete y entonces, pero solo entonces, proceder con los decretos, dejando libre de responsabilidades burocrático-oficiales a aquellos que se consideraran “presidenciables” y que, por demás, estuvieran en disposición de “jugársela” aspirando a articular un proyecto de poder sin el apoyo de la “logística” que, quiérase o no, de diversas maneras puede emanar del desempeño de una función pública importante.

Por demás – y se está a tiempo todavía –, el presidente Abinader expresó que quien quiera seguir activando su precandidatura (que siempre deberá ser bajo techo y sin ignorar los plazos que dice la ley) debe dejar el cargo.

Pero es sencillo, es cuestión de un decreto, y el presidente es el jefe de eso. Entonces, amigo presidente, no es asunto de discrecionalidad, sino de proceder. Por cierto, hasta podría ser una oportunidad de relanzar su gobierno u ofertar algunas caras nuevas en el tren gubernamental. ¡Y que no cunda el pánico!

Redacción

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