Partidos cavan tumba democrática
POR CRISTHIAN JIMENEZ.- Crecen los desafectos de la democracia en América Latina y los partidos políticos en vez de una vigorosa defensa ante la inminencia del desastre asumen prácticas que empujan a los ciudadanos a peligrosos caminos de las autocracias populistas.
El informe Latinobarómetro 2023 que documenta la deriva autoritaria en la región debería ser alarma que convoque a la discusión y reflexión, pero la partidocracia está siempre muy apurada en las urgencias electorales o las intrigas coyunturales.
Se veían venir y ya se han instalado algunos autócratas con asombrosos índices de popularidad debido, lo señala el informe, al crecimiento del número de ciudadanos dispuestos a sacrificar democracia por “resultados” frente agobiantes temas como el auge de la delincuencia. “En algunas circunstancias un gobierno autoritario puede ser preferible a uno democrático”, simpatiza un 17 por ciento.
“La gran diferencia con la ola de recesión democrática de los años sesenta del siglo 20, dice Latinobarómetro, es que no hay militares, esta vez todos los dictadores son primero civiles elegidos en comicios libres y competitivos, que luego se quedan en el poder cambiando las reglas y haciendo seudo elecciones para mantener la categoría de “democracia”. Ya no se usan armas ni militares. Son electo-dictauras civiles”
Bukele asumió el poder en El Salvador con mismos votos que los legisladores, pero a los pocos días, acompañado de militares entró al congreso para anularlo, modificó la Constitución, achicó el ámbito municipal y reina con apoyo popular nacional y una amplia simpatía de jóvenes y adultos de la región.
El caso de Ortega y la espiritista en Nicaragua es el colmo del absurdo, en el que los prisioneros políticos (algunos por atreverse a aspirar a puestos de elección) son “beneficiados” con deportación y despojados de su nacionalidad. Héroes de la revolución sandinista son víctimas del acto de barbarie.
En Latinoamérica bajó a menos de la mitad el apoyo a la democracia (48 por ciento) y en República Dominicana crece el autoritarismo (en 8 por ciento y crece la indiferencia en un 2 por ciento.
Los partidos políticos, obligados en la ley nos impone financiarlos (más de 3 millones este año) a dedicar un 10 por ciento de esos recursos a la educación de los afiliados, incumplen el mandato y poco hacen para profundizar la democracia.
Forzosamente consignan en las leyes estatutos igualitarios, pero hacen mil escaramuzas para escamotear derechos a sus militantes, incluso enfrentan ferozmente a la Junta Central Electoral cuando esta recuerda en comunicados o resoluciones el sagrado derecho de las bases.
En la gestión de Estado, pese a que la Constitución del 2010 hizo obligatoria la enseñanza de la Carta Magna en todos los niveles educativos y privados, todavía el magistrado Milton Ray Guevara parece ladrar a la luna en su reclamo y solo ha conseguido firmas de acuerdos (para cumplir la Constitución. ¡Dios!) y muchas promesas.
Empero, las fuentes más importantes en el desapego democrático están en los incumplimientos de los gobiernos en la satisfacción de los necesidades y requerimientos más elementales de la población.
Y eso que las siglas partidarias en República Dominicana comparada con la región han sido fuertes, aún con los cambios de color y la muerte en vida de algunas para dar paso a otras. Los dos hijos del PRD, por ejemplo.
Los partidos políticos deberían tomar esos datos y cruzarlos con la encuesta de la Asociación de Jóvenes Empresarios (ANJE) para que despierten sobre la gravedad de la salud de la democracia.
Aunque aquí ha faltado talento a algunos loquitos y aventureros, en cualquier momento podríamos ser sorprendidos por un autócrata populista camuflado hoy en partidos del sistema.