Plato presidencial
POR NARCISO ISA CONDE.- La política electoral ha sido convertida en negocio y está altamente privatizada y pervertida; y esto es para indignarse y rebelarse, con disposición a cambiarlo todo.
El plato presidencial para el 2024 tiene ocho componentes, pero el servido por los grandes medios de comunicación es de tres: Abinader-PRM, Leonel-FP y Abel-PLD, en su condición de plato concebido y cocinado por el Club de Megamillonarios de aquí y de allá. Los otros cinco pertenecen a sectores políticos marginados por el sistema o a entidades tradicionales convertidas en ventorrillos.
Ese plato fue procesado culinariamente con esmero y con mucha mercadología durante tres años y tres meses, hasta servirlo como opciones dominantes, excluyente de todos los demás.
¿Cuáles fueron los escenarios, ingredientes y procedimientos para lograr esa meta a fin de reciclar nuevamente el producto que impuso la invasión imperialista de 1965 y su consiguiente seudo-democracia?.
Una cocina constitucionalmente y legalmente construida y perfeccionada para producir bipartidismo y tripartidismo, atado al sistema de dominación transnacional y a su dependencia local. Mucho “cuarto” del Estado distribuido ventajosamente a favor de los tres, vía JCE. Demasiado dinero robado a los/as contribuyentes. Enormes inversiones en el rentable negocio de la política electoral a cargo de los magnates del gran capital privado.
Pero no solo eso, hay cosas peores: un voluminoso flujo de plata sucia, procedente de la asociación de narco-capos del país, quienes ni tontos ni perezosos saben privilegiar a los tres que echaron al pueblo en el pozo y a sus padrinos; y si no lo creen, pregúntenle a Quirino, Figueroa Agosto, Solano, Del Tiempo, Toño Leña y Cesar el Abusador y otros tantos.
Sumen a esto, asesorías de mercadólogos de alto calibre y elevadísimos precios, artífices de una publicidad pagada realmente apabullante; y también la inmensa y sistemática ayuda de un poderoso sistema de medios de comunicación, dedicados durante más de tres años a promover ese plato presidencial de tres, colocando a los otros cinco en un oscuro rinconcito donde pocos logran verlos; quienes, por demás, en actitud suicida, aceptan complacientemente esas leoninas reglas de juego.
Tres en uno, y entre ellos, el preferido de ocasión por la selecta membresía del Club de Megamillonarios, un candidato caminante llamado Luis; mientras una parte de los otros, condenados a la marginalidad, tienden a convertirse en partidos satélites o sanguijuelas, que entregan su independencia y se suman al PRM, PLD o a FP, para conseguir cargos a costa de desprestigio. ¡Ejemplos recientes hay!