POR VINICIO CASTILLO SEMAN.- El pasado sábado Santiago fue estremecida por una multitudinaria marcha patriótica convocada por el Instituto Duartiano, a la que asistieron personalidades representativas de la ciudad y dirigentes políticos de todos los partidos.
La marcha recorrió la calle El Sol, iniciándose en el Parque Colon y concluyendo en el Parque Duarte, el que se llenó completamente y fue el escenario del Manifiesto del Instituto Duartiano, cuyo eje fundamental fue exigir a la Comunidad Internacional intervenir de manera urgente en Haití, de forma y manera que se pueda evitar la desestabilización de RD con pobladas masivas de masas hambrientas procedentes de Haití sobre nuestro país.
Los santiagueros demostraron, una vez más, que “Santiago es Santiago”, al ponerse presentes en la defensa de la República, gravemente amenazada por el colapso de Haití.
La marcha también exigió al gobierno acciones concretas como la reanudación de las repatriaciones y subirle dos metros al Muro, cuyas consignas y pancartas fueron muy notorias dentro de la multitud.
Algo importante a resaltar es que en la marcha de Santiago no se atacó al pueblo haitiano, ni hubo ninguna manifestación racista o de xenofobia. El movimiento patriótico está en marcha como un lógico mecanismo de defensa del pueblo dominicano, que no puede permanecer indiferente ante los planes de las potencias de trasladar masivamente la población haitiana a la República Dominicana.
Creo que el país vive momentos cruciales y el presidente Abinader debe actuar con energía. Es insólito que, mientras el país está siendo invadido masivamente, se diga que todo está controlado en la frontera, o que el director de Migración, al tiempo que esto ocurre, está limpiando la Playa de Güibia en presencia de la prensa.
Ojalá y hoy el presidente Abinader en la reunión del Consejo de Seguridad y Defensa que ha convocado, tome medidas. Es hora de pasar del discurso a la acción, que no es otra que hacer cumplir las leyes de la República, en este caso la de Migración, con rigor y de forma justa.
Finalmente, quiero agradecer a tanta gente que, aún sin conocerme, se me acercó en la marcha para manifestarme cariño y seguimiento a nuestras luchas. Una de las frases que más repetían era: “Sigan la lucha! ¡Ustedes no están solos!”
